Estatizar el Gobierno. Gerardo Aguado analiza cómo la reforma de Sheinbaum al Infonavit pone en riesgo los ahorros de los trabajadores.
Morena, de la mano de López Obrador, operó dos estrategias para apropiarse del dinero público: la primera fue argumentar la supuesta corrupción en ciertas áreas o dependencias, y la segunda, que ahora impulsa la presidenta Sheinbaum, es justificarlo con la necesidad de «hacer más eficientes las cosas».
Con la primera estrategia, López Obrador eliminó fideicomisos, desmanteló programas sociales y recortó presupuestos en sectores clave como salud, seguridad, cultura, deporte, universidades y educación en general. Todo ello para financiar sus megaproyectos, que han resultado un desastre económico para el país y un desperdicio de cientos de miles de millones de pesos.
Ese dinero pudo haberse destinado a resolver los problemas en salud, educación y desarrollo rural, entre otros sectores prioritarios. Terminó su mandato y seguimos sin ver pruebas o procesos judiciales por las acusaciones de corrupción que justificaron la desaparición de fideicomisos y la cancelación del aeropuerto.
Tampoco hay explicación sobre los 500 mil millones de pesos que aseguró se ahorrarían cada año con su plan anticorrupción y su supuesto plan de austeridad. Además, su promesa de no solicitar más deuda se desmoronó: a pesar de los recortes y los «ahorros», el endeudamiento de México se disparó.
El problema es que dejó una crisis financiera a Claudia Sheinbaum, quien no tiene experiencia en política económica y tampoco quiere frenar el despilfarro en los proyectos de AMLO. Su solución repetir la misma fórmula: tomar dinero del pueblo, sin importar a quién se lo quite, para financiar los caprichos de su mentor y la maquinaria clientelar de Morena. Ahora, su gobierno busca apropiarse de los recursos del Infonavit mediante una reforma disfrazada de «necesaria» para, en palabras de la presidenta, «hacer más eficiente» la construcción de vivienda.
Los riesgos de la reforma al Infonavit
Veamos los puntos más preocupantes de esta reforma, que amenazan la estabilidad financiera del organismo:
- Uso discrecional de recursos: Se otorgan facultades al Infonavit para disponer de los fondos bajo su administración. Los rendimientos de los ahorros de los trabajadores podrían utilizarse en proyectos inmobiliarios manejados por el gobierno, poniendo en riesgo su disponibilidad. En otras palabras, podría disponer de los 2.4 billones de pesos en las subcuentas de vivienda de millones de derechohabientes.
- Regreso al estatismo ineficaz: Hasta ahora, el Infonavit ha sido un administrador de fondos. Con la reforma, se convertirá en una empresa constructora, vulnerando el derecho de los trabajadores a decidir qué se hace con su dinero.
- Control absoluto del gobierno: El director general del Infonavit nombrado por el presidente de la República, en lugar de la Asamblea General del organismo. Además, tendrá derecho de veto sobre resoluciones no aprobadas por unanimidad en el Consejo de Administración o la Comisión de Vigilancia.
- Opacidad y falta de rendición de cuentas: Con esta reforma, el gobierno federal toma el control de más de 2.4 billones de pesos y los canaliza hacia una empresa filial no considerada paraestatal, lo que le otorga plena capacidad de gestión bajo derecho privado. Esto significa que, en caso de malos manejos, corrupción o proyectos fallidos, el dinero de los trabajadores podría desaparecer sin rendición de cuentas. Y con la desaparición del INAI, la opacidad será total.
Promesas falsas, peligros reales
El gobierno dice que construirá más vivienda, pero la historia cuenta otra cosa: cada vez que Morena mete las manos en el dinero público, desaparece. Veamos los ejemplos de PEMEX, el INSABI, las AFORES y los fideicomisos. Ahora, van por el Infonavit.
El ahorro de las y los trabajadores no es una caja chica para el gobierno. La reforma de Sheinbaum otorga el control absoluto del Infonavit a burócratas sin experiencia. Su historial de mala administración ya hundió a PEMEX, y ahora buscan hacer lo mismo con la vivienda de millones de mexicanos.
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