- Cuando las emociones afectan al corazón.
- Este estudio se suma a la creciente evidencia que vincula el estrés con problemas cardiovasculares.
- Los pacientes con enfermedades cardiovasculares tienen un mayor riesgo de desarrollar trastornos mentales.
Los expertos alertan sobre el vínculo entre el estado emocional y la salud cardiovascular, revelando que un disgusto repentino puede ser mortal. Los cardiólogos han identificado casos de infartos desencadenados por malas noticias o sucesos traumáticos, como el síndrome del corazón roto, conocido como tako-tsubo. Este fenómeno, inicialmente considerado raro, ahora se reconoce como un riesgo global, especialmente para las mujeres, siendo que un 2% de los infartos entre ellas son provocados por respuestas emocionales.
Recientemente, un estudio publicado por la Asociación Estadounidense del Corazón ha arrojado luz sobre el mecanismo detrás de esta relación entre los estallidos emocionales y las dolencias cardiacas. Investigadores dirigidos por Daichi Shimbo de la Universidad de Columbia, EE. UU., descubrieron que situaciones estresantes pueden alterar el funcionamiento de los vasos sanguíneos, reduciendo su capacidad de dilatación y aumentando así el riesgo de un ataque cardíaco, especialmente entre aquellos que experimentan ira.
Según los autores, estos efectos pueden volverse crónicos con el tiempo, impactando la fisiología cardiovascular de manera irreversible. Este estudio se suma a la creciente evidencia que vincula el estrés con problemas cardiovasculares, sugiriendo la necesidad de enfoques terapéuticos tanto farmacológicos como psicológicos para mitigar estos riesgos.
Expertos como Manuel Anguita, portavoz de la Sociedad Española de Cardiología, destacan la importancia de desarrollar estrategias para controlar el estrés, tanto a nivel médico como psicológico. La colaboración entre cardiólogos y psicólogos se vislumbra como una herramienta crucial para abordar este problema emergente.
Además, se ha observado que las enfermedades mentales y los problemas cardiovasculares están estrechamente relacionados. Los pacientes con enfermedades cardiovasculares tienen un mayor riesgo de desarrollar trastornos mentales, y viceversa. Esta interrelación subraya la necesidad de una atención integral que aborde tanto la salud física como la mental de los pacientes.
En última instancia, el estudio destaca la importancia de considerar el estado emocional como un factor de riesgo significativo en la salud cardiovascular. El manejo adecuado del estrés y una atención integral a la salud mental y física pueden ser clave para prevenir enfermedades cardiacas y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
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