• Avances en el cáncer de pulmón microcítico: rayo de esperanza.
• Hasta hace poco, la quimioterapia era la principal línea de defensa, pero su efectividad disminuía con el tiempo.
• Los oncólogos mantienen una cautelosa esperanza ante una nueva generación de tratamientos.

El cáncer de pulmón microcítico, conocido por su agresividad y rápido avance, ha sido durante décadas una de las enfermedades más desafiantes de tratar. Este tipo de tumor se caracteriza por su rápida expansión y, a menudo, se diagnostica en etapas avanzadas, cuando ya se ha diseminado a otros órganos, resultando en un pronóstico extremadamente desfavorable.

Hasta hace poco, la quimioterapia era la principal línea de defensa, pero su efectividad disminuía con el tiempo, dejando pocas opciones para los pacientes. Sin embargo, la ciencia ha comenzado a dar pasos significativos hacia la mejora de este sombrío panorama.

Los oncólogos mantienen una cautelosa esperanza ante una nueva generación de tratamientos para el cáncer de pulmón microcítico. Aunque el 70% de los casos se detectan en fases muy avanzadas y la supervivencia a cinco años es inferior al 5%, la introducción de la inmunoterapia hace un lustro marcó un punto de inflexión.

Desde entonces, nuevas combinaciones de fármacos y la entrada de un innovador medicamento que facilita la destrucción de las células tumorales han abierto una puerta de esperanza.

Martín Lázaro, oncólogo, explica: “Con la inmunoterapia, logramos largos supervivientes en tumores impensables”. En 2024, se esperan alrededor de 33,000 casos de cáncer de pulmón en España, de los cuales el 15% será microcítico, una enfermedad altamente vinculada al tabaquismo. “Es el tumor más agresivo, con una alta capacidad de proliferación y se diagnostica en estadios avanzados”, describe Ernest Nadal, director del Programa de Tumores Torácicos del Instituto Catalán de Oncología.

Las opciones terapéuticas para este tipo de cáncer son limitadas debido a su diagnóstico tardío, lo que hace que la cirugía sea una opción rara. “El pronóstico es malo porque, a pesar de ser sensible a la quimioterapia y radioterapia, esta sensibilidad es de corta duración y el tumor se vuelve resistente”, explica Luis Paz-Ares, jefe del servicio de Oncología Médica del Hospital 12 de Octubre de Madrid.

La inmunoterapia ha sido un rayo de esperanza. Hace cinco años, su combinación con quimioterapia tradicional trajo mejoras modestas pero significativas. Desde entonces, nuevas estrategias como el tarlatamab, un anticuerpo que conecta linfocitos con células tumorales para su destrucción, han mostrado resultados prometedores. Según Paz-Ares, el 40% de los pacientes respondieron positivamente y la mediana de supervivencia alcanzó los 14 meses, con expectativas de mejorar aún más.

El tarlatamab, aunque prometedor, no está exento de riesgos, incluyendo efectos secundarios graves como la neurotoxicidad y el síndrome de liberación de citoquinas. Sin embargo, su impacto positivo es innegable. Enriqueta Felip del Vall d’Hebron Institut d’Oncologia lo considera “un fármaco relevante” con respuestas duraderas.

Recientemente, en el congreso de la Sociedad Americana de Oncología Médica (ASCO), se presentó una combinación de quimioterapias que mostró “una actividad antitumoral prometedora”. Esta combinación, lurbinectedina con irinotecan, ofrece esperanza para pacientes pretratados con tasas de supervivencia apreciables, según Paz-Ares.

Para aquellos diagnosticados en etapas más tempranas, hay una pequeña fracción de esperanza. La combinación de quimioterapia con radioterapia puede curar a una minoría de pacientes, y nuevas investigaciones como el estudio Adriatic están explorando la inmunoterapia post-tratamiento estándar. “Si el estudio es positivo, va a haber un cambio en la práctica clínica”, asegura Nadal.

Con estos avances, la lucha contra el cáncer de pulmón microcítico se está inclinando hacia un futuro más prometedor. Aunque las nuevas terapias no representan una cura definitiva, están mejorando la supervivencia y ofreciendo una renovada esperanza. “Empezamos a ver un giro en el nivel de expectativas. Pero no hay que contentarse, hay que seguir”, concluye Nadal.

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