Sheinbaum y Trump: un tablero sin absolutos en la lucha contra el crimen. México entrega a Estados Unidos un nuevo grupo de narcotraficantes: Sheinbaum muestra firmeza diplomática y redefine absolutos en la lucha contra el crimen organizado.
Nuestra Opinión
Este martes, México entregó a Estados Unidos un nuevo grupo de mexicanos ligados al narcotráfico, en lo que representa mucho más que un simple traslado de presos: es un gesto estratégico que revela cómo la relación entre la presidenta Claudia Sheinbaum y Donald Trump se mueve en un tablero de negociaciones donde no existen absolutos.
Se trata del segundo envío de operadores de alto perfil de los cárteles hacia prisiones estadounidenses, un movimiento que, diplomáticamente, apacigua la presión de los halcones de Washington y justifica la continuidad de acuerdos en seguridad, comercio y migración. Políticamente, fortalece la credibilidad del compromiso anticrimen de la Administración de Sheinbaum, diferenciándola de gobiernos previos donde la entrega de capos era la excepción más que la regla.
Además el mensaje es claro: México tiene cartas, las reconoce y las juega con precisión. La presidenta ha demostrado que puede resistir y conceder al mismo tiempo, manejando la presión de su contraparte estadounidense sin engancharse en declaraciones mediáticas y logrando que las conversaciones entre ambos se traduzcan en gestos de cooperación y coordinación efectiva.
SEÑALES INEQUÍVOCAS
Más allá de la diplomacia, el envío de estos 26 individuos deja señales inequívocas al mundo criminal: su negocio transnacional no garantiza impunidad. Las redes de complicidad, que antes protegían a capos desde el poder, ahora enfrentan un escrutinio internacional y judicial más riguroso. La información que proporcionarán los reos entregados permitirá a Estados Unidos fortalecer los casos contra los cárteles y sus vínculos con actores políticos y financieros.
Asimismo Sheinbaum redefine los absolutos en esta guerra: no teme que los culpables queden al descubierto, ni que las complicidades internas sean exhibidas. La entrega de presos no es solo un acto judicial; es una demostración de firmeza estratégica y diplomática que consolida la posición de México en un contexto global complejo y desafiante.
Finalmente la lección es doble: mientras los criminales se enfrentan a la justicia más allá de nuestras fronteras, México exhibe que la voluntad política y la coordinación bilateral son claves para contener la delincuencia y proteger los intereses nacionales, sin ceder ante presiones ni compromisos tácitos que comprometan la ley y la credibilidad del Estado.






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