La cuesta de enero: el impacto del alza de precios en los bolsillos mexicanos. ¿Qué está detrás de este fenómeno y cómo afecta a los consumidores?
NUESTRA OPINIÓN
México inicia el 2025 con una cuesta de enero especialmente empinada, marcada por un incremento generalizado en los precios de productos de consumo básico y ultraprocesados. Desde lácteos hasta botanas, pasando por bebidas azucaradas y cigarrillos, el impacto económico comienza a sentirse en el día a día de las familias mexicanas.
El aumento de precios no es fortuito. La Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec) señala que factores como la inseguridad y el reciente incremento del 4.5% en el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) han contribuido a esta tendencia alcista. Además, las empresas justifican estos ajustes como una medida para hacer frente a la inflación y los costos de producción. Sin embargo, ¿es esta explicación suficiente para quienes apenas logran cubrir lo básico?
Por ejemplo, Grupo Bimbo, gigante de la panificación, anunció aumentos en varios de sus productos, aunque dejó fuera al pan blanco e integral. Un paquete de Pingüinos, que costaba 26 pesos, ahora se vende a 28, mientras que los Chocoroles subieron de 21 a 22 pesos. Aunque la empresa asegura que es el primer ajuste en 16 meses y que este es menor al índice inflacionario, para el consumidor promedio cada peso cuenta, y más en un panorama donde el litro de leche o una bolsa de botanas también reflejan aumentos.
Otro factor que pone presión en los bolsillos es el alza en combustibles. Según Cuauhtémoc Rivera, presidente de la Anpec, el aumento en los precios de la gasolina desencadenará un efecto dominó en toda la cadena de suministro, afectando los costos de transporte y, por ende, el precio final de los productos. Este fenómeno no solo afecta a los alimentos procesados, sino que tiene el potencial de impactar también en productos frescos y básicos en los próximos meses.
GOBIERNO TRATA DE MITIGAR CRISIS
El gobierno, por su parte, ha tratado de mitigar esta crisis con iniciativas como el Paquete Contra la Inflación y la Carestía (Pacic), que busca mantener el costo de una canasta básica en 910 pesos. Sin embargo, este esfuerzo ha sido criticado por su limitada efectividad y alcance. Rivera subraya que los consumidores requieren una canasta básica más realista, que refleje las verdaderas necesidades alimenticias del país. La propuesta de 24 productos se queda corta frente a una canasta de 44 productos monitoreada por la Anpec, cuyo costo supera los 2,000 pesos.
A esto se suma el impacto del alza en insumos como el azúcar, que según la Cámara de la Industria Alimenticia de Jalisco (CIAJ), ya comienza a repercutir en productos industrializados. Las conservas, los alimentos procesados y los productos derivados de la carne se perfilan como los próximos en registrar aumentos significativos.
Con este panorama, el 2025 arranca con un reto económico que parece desafiar tanto a las familias como a las estrategias gubernamentales. Si bien el control inflacionario ha mostrado avances, la realidad en los anaqueles cuenta otra historia. Más allá de los esfuerzos por fijar precios máximos, es urgente replantear las políticas públicas y las estrategias económicas para garantizar que el acceso a los alimentos básicos no sea un lujo, sino un derecho al alcance de todos.
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