Claudia Sheinbaum enfrenta su primer reto fiscal con un presupuesto que combina recortes y optimismo económico. ¿Logrará su estrategia disipar las dudas de los mercados?
NUESTRA OPINIÓN
En su primer gran desafío como presidenta, Claudia Sheinbaum presenta un presupuesto que busca equilibrar una reducción del déficit fiscal y mantener una visión social distintiva. Con un recorte del gasto público del 1.9% respecto a 2024 y un enfoque optimista sobre la economía, el mensaje está claro: certidumbre para los mercados sin abandonar las prioridades sociales. Sin embargo, la hoja de ruta genera preguntas más que respuestas.
El plan incluye una reducción del déficit del 5.9% al 3.9% del PIB, basado en recortes significativos a la inversión en infraestructura y gasto corriente. La apuesta gubernamental, sustentada en una previsión de ingresos fiscales de 8 billones de pesos, no contempla nuevos impuestos, pero confía en un mayor dinamismo económico y en medidas contra la evasión fiscal. A pesar de estas proyecciones, el consenso del mercado estima un crecimiento del PIB de solo 1.3%, considerablemente menor al rango oficial de entre 2.5% y 3%.
Los recortes más notables afectan a sectores clave: la Secretaría de la Defensa (-43.8%), Medio Ambiente (-39%) y Salud (-34%). Mientras tanto, las emblemáticas pensiones para adultos mayores y becas educativas mantendrán sus fondos intactos, y los trenes, como el Maya, seguirán siendo proyectos prioritarios.
LA PETROLERA MÁS ENDEUDADA DEL MUNDO
El presupuesto también enfrenta un desafío con Pemex, la petrolera más endeudada del mundo, que recibirá 136 mil millones de pesos para aliviar su carga financiera. Aunque esto representa un apoyo menor al año pasado, el gobierno condiciona este respaldo a mejoras en el balance de la empresa.
A pesar del esfuerzo por enviar señales de responsabilidad fiscal, analistas como Carlos Serrano, del BBVA México, advierten sobre los riesgos de basar un presupuesto en supuestos optimistas. Los mercados, ya tensos tras la reforma judicial y la victoria de Donald Trump en Estados Unidos, observarán con cautela si el plan logra disipar la incertidumbre.
La administración Sheinbaum se encuentra ante un equilibrio delicado: sostener el gasto social mientras reduce el déficit y enfrenta presiones externas. El tiempo dirá si esta apuesta es suficiente para ganar la confianza de los mercados y sostener una economía que no puede darse el lujo de titubear.
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