El nepotismo en la política mexicana: una práctica que persiste y se fortalece. Analizamos el persistente fenómeno del nepotismo en la política mexicana y las reformas propuestas por Claudia Sheinbaum para erradicarlo.
NUESTRA OPINIÓN
En los últimos años, México ha sido testigo de una creciente concentración del poder en manos de unos pocos, especialmente en los municipios donde se perpetúa el control político a través de familias. Tal es el caso de Tlalchalpa, en Guerrero, donde la familia Mora Eguiluz ha gobernado durante 15 años, pasando el cargo entre padres e hijos, primero bajo el PRD y ahora bajo Morena. Esta dinámica refleja una de las muchas realidades de la política mexicana, donde las elecciones parecen ser más un trámite que una verdadera oportunidad de cambio.
El control político por parte de clanes familiares no es exclusivo de Tlalchalpa. En varios municipios del país, la alternancia en el poder se convierte en una mera fachada. Ejemplos como el de Tantoyuca, en Veracruz, o Huixquilucan, en el Estado de México, demuestran que las familias, sin importar el partido, han logrado perpetuarse en el poder durante años. A pesar de la existencia de elecciones cada tres años, el cargo de alcalde o presidente municipal se transmite entre cónyuges, padres e hijos, y hermanos, creando un ciclo que debilita las bases democráticas del país.
PROPUESTA DE SHEINBAUM
La propuesta de reforma presentada por Claudia Sheinbaum, presidenta de México, busca poner fin a este fenómeno de nepotismo electoral, prohibiendo que los familiares de los gobernantes salientes se postulen como candidatos para sucederlos. Esta enmienda, que entrará en vigor a partir de los comicios de 2027, establece restricciones sobre los grados de parentesco permitidos en las candidaturas, como la prohibición de que los cónyuges, hijos, nietos o hermanos se postulen a cargos públicos inmediatamente después de su familiar.
Sin embargo, este intento por frenar el nepotismo no parece suficiente. La política mexicana históricamente permeada por los intereses de grupos familiares, y las reformas propuestas podrían ser solo un primer paso. Ejemplos como el de la familia Moreira en Coahuila o los Yunes en Veracruz, que se han movido entre diferentes partidos políticos, son solo la punta del iceberg de una práctica que se ha convertido en una metástasis dentro del sistema político.
El nepotismo en la política mexicana no solo limita la oportunidad de nuevos líderes, sino que también abre la puerta a prácticas corruptas y a la consolidación de poder en manos de unos pocos. La reforma de Sheinbaum es un intento necesario para frenar este fenómeno, pero el verdadero desafío radica en transformar la cultura política del país, donde las familias, los caciques y los intereses particulares se anteponen al bienestar común.
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