Del espíritu de las leyes. ¿Es realmente una solución o un intento de controlar el poder judicial? Gerardo Aguado expone los peligros detrás de esta reforma.
El tema que ha sacudido al país las últimas semanas es el de la reforma al Poder Judicial. Un intento por parte de la “cuarta deformación” para asaltar y controlar a su antojo este poder. En lo personal soy de la idea que es impostergable impulsar una reforma, pero no como está planteada, plagada de trampas y mecanismos a modo para que vulnerar la autonomía de los juzgadores y volverlos burócratas a servicio del poder. A continuación daré mi punto de vista sobre algunos de los principales temas que expone la reforma, principalmente en sus artículos 95 y 96.
Elección de juzgadores mediante voto popular: Nadie probó que la elección popular elimine la corrupción -como lo dice López Obrador-, no existe una sola explicación detallada y fundada al respecto. Diputados locales, federales, senadores, gobernadores y alcaldes se eligen por voto popular, y los niveles de corrupción en todos esos cargos son apabullantes.
carrera judicial a medias
Propuesta de carrera judicial a medias: La carrera judicial es altamente especializada, no se trata de conocer la ley solo en la forma, si no en el fondo, ni tener “algo” de experiencia o haber tomado un diplomado breve por Internet. La reforma diezma considerablemente el perfil especializado que demanda el cargo de juez. Ni siquiera la experiencia de cinco o diez años -tiempo de experiencia que plantea la reforma- acredita la capacidad para el cargo. Porque existen distintos niveles de experiencia para un mismo perfil.
La honorabilidad: ¿Cómo la vamos a probar? La reforma plantea que es suficiente con no tener antecedentes penales. No, la honorabilidad se prueba con los méritos y la reputación del profesional del derecho a lo largo de sus años de ejercicio. Se prueba con la fama de honesto como litigante o como ex servidor público, con el conocimiento que tienen de él o de ella sus cercanos y todos quienes le han conocido, con la fama que se ganaron ante sus gremios, colegios de abogados, colegios de notarios, agrupaciones de funcionarios judiciales federaciones, etc.
EL SISTEMA DE EU NO TIENE NADA QUE VER
Poner de ejemplo el modelo norteamericano: torpemente Claudia Sheinbaum quiso comparar la reforma con el sistema Norteamérica no elección de jueces, pero, la doctora Sheinbaum, muy al estilo de López Obrador, mintió y tergiversó las cosas: El Sistema de Estados Unidos no tienen nada que ver con lo que se pretende en México. Anotemos:
- No es igual nuestra constitución a la de ellos. En Estados Unidos no se la viven reformando la Constitución cada rato, como en México, que a la fecha lleva más de 730 reformas en su era moderna.
- En Estados Unidos no se eligen con votos ciudadanos ni la Suprema Corte, como pretende Morena aquí, ni los jueces federales.
- Se eligen en los estados, ojo, en los estados, y bajo mecanismos mixtos y complejos, ciertos jueces, pero en ninguno su suprema corte local se elige por votos. Se permite a los estados elegir con el sistema que deseen a sus jueces, pudiendo ser voto popular, elección de partidos, donde se garantiza la pluralidad y la equidad. Otros sistemas implican elección directa de los gobernadores, de los congresos locales, o sistemas que combinan varias formas.
Un sistema de votos populares, en cualquier parte del mundo, tiene como finalidad que la gente pueda elegir entre diversas plataformas de propuestas, de ofertas de gobierno, de promesas. En el sistema de elección de jueces, tanto en México como en Bolivia, no permite tal cosa, las personas no sabrán a quién están eligiendo ni por qué. Los candidatos y candidatas no tendrán posibilidad de hacer campaña, además, de hacerlo ¿qué van a prometer, ser mejores, ser más justos, ser imparciales? Claro que no, es todo un chiste.
REFORMA AL PODER JUDICIAL A MODO
Una reforma al Poder Judicial a modo, que ha sido “vendida” como la medicina para curar los males que aquejan a la justicia en México, pero que esconde firmes intensiones para ir desapareciendo la delgada línea de autonomía que ostentan los 3 poderes de la unión. Las ideas de los López Obrador aunque nos cueste aceptarlo, son anti demócratas, y buscan por todos los medios que nuestro país regrese a un sistema de partido hegemónico, sin contrapesos.
Decía Montesquieu en su clásico “Del espíritu de las leyes”. Todo se habría perdido si el mismo hombre, la misma corporación de próceres, la misma asamblea del pueblo ejerciera los tres poderes: el de dictar las leyes; el de ejecutar las resoluciones públicas y el de juzgar los delitos o los pleitos entre particulares.
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