La presidencia de Claudia Sheinbaum marca un cambio histórico para el feminismo en México. La creación de la nueva Secretaría de la Mujer y el papel de Citlalli Hernández despiertan esperanzas y desafíos. Lee más sobre las expectativas y la cautela del movimiento feminista.
NUESTRA OPINIÓN
La llegada de Claudia Sheinbaum a la presidencia de México marca un hito histórico: por primera vez en 200 años, una mujer ocupará el cargo tradicionalmente desempeñado por hombres. Este cambio significativo genera una mezcla de esperanza y cautela dentro del movimiento feminista, que, a pesar de sus diversas experiencias globales con mujeres mandatarias, recibe con ilusión esta nueva etapa.
El feminismo mexicano observa con expectación los primeros anuncios de Sheinbaum. Uno de los puntos destacados promesa de comenzar con un sistema nacional de cuidados que priorizará a las jornaleras y maquiladoras, ofreciendo un toque de clase social para abordar la discriminación y desigualdad que enfrentan las mujeres más vulnerables. Además, se ha anunciado la creación de la primera Secretaría de la Mujer, cuyo liderazgo recaerá en Citlalli Hernández. Esta nueva secretaría tendrá el mismo rango que otras dependencias del gabinete, lo que representa un avance significativo para la política de género en el país.
Sin embargo, la elección de Hernández, una mujer de partido y no del feminismo independiente, suscita tanto expectativas como preocupaciones. Por un lado, su experiencia política puede facilitar la implementación de políticas y la interacción con otros sectores del gobierno. Por otro lado, existe el riesgo de que se desvíe hacia el clientelismo, un riesgo que las feministas observan con cautela.
LEGADO MIXTO
El gobierno de Andrés Manuel López Obrador dejó un legado mixto en términos de avance legal para la igualdad de género. Si bien se lograron avances significativos en la normativa y se establecieron bases para la paridad y la lucha contra la violencia, el presidente ha tenido una relación conflictiva con las activistas feministas. Críticas sobre la austeridad y la gestión de recursos han marcado su mandato, y el movimiento feminista enfrenta una cultura machista persistente que se refleja en áreas como la pensión alimentaria y la salud materna.
Marta Lamas, histórica del feminismo mexicano, celebra la creación de la nueva Secretaría de la Mujer, aunque hubiese preferido que se llamara Secretaría de Igualdad. Reconoce la importancia de contar con una entidad con recursos y poder suficiente para operar con legitimidad y eficacia. Por su parte, Martha Tagle, ex diputada y consultora en Género y Derechos Humanos, mantiene una postura reservada. Si bien valora el compromiso de Sheinbaum con la igualdad de género, espera ver reformas legislativas claras que definan las atribuciones y el presupuesto de la nueva secretaría para evaluar sus verdaderas intenciones.
CITLALLI HERNÁNDEZ
Citlalli Hernández, con su trayectoria en Morena y su participación en la Internacional Feminista, vista con una mezcla de esperanza y escepticismo. Si bien su experiencia y compromiso con las causas de la diversidad sexual son positivos, la comunidad feminista espera que no se convierta en una extensión del clientelismo político. La clave estará en la capacidad de Hernández para integrar las propuestas del feminismo y establecer una interlocución efectiva que permita avanzar en la igualdad sustantiva.
El feminismo en México renueva sus esperanzas con la llegada de Sheinbaum y Hernández, pero no pierde de vista la cautela aprendida de experiencias pasadas. La ilusión generada por un enfoque más inclusivo en los discursos presidenciales enfrenta al desafío de concretarse en políticas efectivas y en la resolución de problemas históricos como la violencia y la desigualdad. El movimiento feminista está dispuesto a colaborar, pero también a exigir y vigilar para asegurar que los avances prometidos se materialicen en cambios reales y duraderos.






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