- El vaivén migratorio de Biden: desafíos y contradicciones en su política de inmigración.
- El levantamiento del Título 42 hace un año marcó un punto de inflexión.
- La Administración Biden se ha enfrentado a un terreno político accidentado.
En sus primeras horas en la Casa Blanca, Joe Biden enviaba un claro mensaje al electorado latino: una ley para «devolver la humanidad y los valores estadounidenses» al sistema de inmigración. Pero la realidad ha pintado un cuadro más complejo, con un presidente que ha dado pasos adelante y atrás en este terreno político tan sensible.
El anuncio inicial de Biden, que buscaba otorgar permisos de residencia a dreamers, beneficiarios del TPS y campesinos indocumentados, se estrelló ante la muralla republicana en el Capitolio. Este gesto contrasta fuertemente con medidas posteriores, como la controvertida restricción al asilo, considerada la más dura adoptada por un demócrata en el poder.
¿Qué ha motivado este vaivén migratorio en un año electoral?
La respuesta no es simple. La Administración Biden se ha enfrentado a un terreno político accidentado, moldeado por el pragmatismo y el cambio de opinión pública, que ha virado hacia la derecha en el tema migratorio tras la era Trump.
Si bien el gobierno demócrata intentó contrastar con su predecesor en sus primeros meses, prometiendo deshacer el legado de Trump y modernizar el sistema de inmigración, la realidad impuso otros caminos. El aumento drástico en las detenciones en la frontera durante el primer año de Biden en el poder —de 646.000 a 1,9 millones— evidenció la complejidad del panorama.
Para hacer frente a esta situación, Biden mantuvo en pie el Título 42, una medida implementada por Trump durante la pandemia para cerrar la frontera y evitar la propagación del coronavirus. Aunque cuestionada por su eficacia, esta normativa facilitó la deportación rápida de inmigrantes irregulares, alineándose con posturas radicales del trumpismo.
Punto de Inflexión
El levantamiento del Título 42 hace un año marcó un punto de inflexión, pero no sin dejar huellas en la imagen de Biden como aliado de los migrantes. A pesar de admitir a un millón de personas bajo parole humanitario, el gobierno ha recibido críticas por mantener esta herramienta de control migratorio.
En medio de este panorama, la reciente orden ejecutiva de Biden, que permite cerrar la frontera ante un aumento en las detenciones, ha despertado críticas y movilizaciones. Organizaciones como la Coalición para Derechos Humanos de los Inmigrantes (Chirla) buscan presionar al presidente para que proteja a los indocumentados, especialmente a los beneficiarios de DACA, cuyo futuro se ve amenazado por decisiones judiciales conservadoras.
En un año electoral, el vaivén migratorio de Biden plantea interrogantes sobre el legado de su gobierno en materia de inmigración y su impacto en la campaña por la reelección. La manifestación convocada por Chirla este sábado en Los Ángeles refleja la urgencia de esta cuestión y la presión sobre el presidente para que cumpla sus promesas y proteja a los más vulnerables en la frontera.
0 comentarios