Futbol y niños, no hay mejor combinación. Pequeños siendo felices alrededor de un esférico sintético o de cuero, aunque no necesariamente, cuando se es infante, debe ser redondo, la cosa es patear algo del lado contrario e imaginar grandes proezas como si del Azteca se tratase.
Pero si no detenemos a mirar con ojo más clínico, nos damos cuenta de detalles sublimes que enmarcan la expresión máxima del balompié Anotar un gol.
En una segunda mirada, podemos ver a otro niño dando indicaciones precisas al tirador; incluso, le sugiere dónde debe colocar el esférico para sortear al guardameta, quien sí adivinó, pero la potencia evitó una épica atajada.
Al fondo de la postal alcanza a distinguir a un grupo de pequeñitos en pleno nervio, ritual de auténtico hincha ante la oportunidad máxima que da el balompié para anotar, un volado que en esta ocasión salió y generó la explosión de euforia que determina las sensaciones que trascienden el video.
Y un poco más allá está el postdisparo, ya con el éxtasis de haber conseguido el sabor de un gol; el protagonista, siempre sereno en la zona, soltó toda esa emoción y extendió sus brazos con rodilla al piso, llamado de abrazos que fue correspondido por otros compañeros; incluso, una mujer se unió al amor por una pasión que mueve montañas y llena corazones, el futbol puede convertir el patio de la escuela en toda una sucursal de la pasión.
0 comentarios