- Violencia contra periodistas: un desafío creciente para la libertad.
- México, considerado el país más peligroso de la región para los reporteros.
- Además de la violencia y la censura, los medios enfrentan desafíos tecnológicos que amenazan su sostenibilidad.
La violencia y el hostigamiento hacia los periodistas en América Latina no es un fenómeno nuevo, pero en 2024 ha alcanzado niveles alarmantes. El ataque armado contra las redacciones de Adiscusión y El Debate en Sinaloa, México, evidencia un patrón de represión que atraviesa fronteras y amenaza el ejercicio del periodismo libre.
En México, considerado el país más peligroso de la región para los reporteros, la organización Artículo 19 documentó 47 asesinatos de periodistas durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, mientras que la impunidad sigue siendo la norma.
Carlos Martínez de la Serna, director de programas del Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ), señala que el reto para la presidenta Claudia Sheinbaum no solo radica en frenar la violencia contra la prensa en México, sino también en liderar esfuerzos regionales para proteger a periodistas exiliados de regímenes autoritarios como los de Nicaragua, Venezuela y Cuba. Estos países han convertido la persecución de la prensa en política de Estado, obligando a decenas de reporteros a buscar refugio en el extranjero.
Santuarios para el periodismo exiliado
A pesar de la violencia, México se ha convertido en un refugio para periodistas perseguidos en América Latina. Sin embargo, muchos enfrentan dificultades burocráticas, altos costos de vida y precariedad laboral que obstaculizan su labor. Según Martínez de la Serna, es crucial que México desarrolle políticas que garanticen el trabajo inmediato de estos profesionales, como una forma de resistencia ante la censura.
En Nicaragua, el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo ha cerrado redacciones, expropiado bienes de periodistas y reforzado leyes que permiten la persecución extraterritorial de reporteros. El escenario no es más alentador en Venezuela, donde el año electoral intensificó la represión, o en El Salvador, donde el gobierno de Nayib Bukele está aprobando leyes que podrían comprometer aún más la libertad de prensa.
Ataques digitales y nuevos desafíos
En paralelo, gobiernos como el de Javier Milei en Argentina han adoptado estrategias digitales para amedrentar a la prensa. Con declaraciones como «les llegó la hora», Milei no solo ha restringido el acceso a la información pública, sino que ha utilizado redes sociales para fomentar el odio hacia periodistas.
Además de la violencia y la censura, los medios enfrentan desafíos tecnológicos que amenazan su sostenibilidad. La falta de lealtad de las audiencias en el ecosistema digital y la disminución de financiamiento internacional han puesto en jaque al periodismo independiente.
“Es preocupante que los donantes cambien sus prioridades, dejando a medios pequeños y medianos en una situación crítica”, comenta Tamara Taraciuk Broner, del Diálogo Interamericano.
Soluciones para un periodismo en crisis
Organizaciones como el Diálogo Interamericano, Fundamedios y Voces del Sur han propuesto medidas para fortalecer el periodismo en la región. Entre estas, destacan el reconocimiento del periodismo independiente como un servicio social, la implementación de manuales de seguridad para reporteros y la creación de fondos específicos para apoyar a periodistas en el exilio.
Mientras tanto, las balas incrustadas en las redacciones de Adiscusión y El Debate siguen siendo un recordatorio sombrío de que la libertad de prensa en América Latina enfrenta uno de sus momentos más oscuros
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