- Bichos zombis: el inquietante mundo de los parásitos.
- Parásitos como Cordyceps o gusanos que zombifican caracoles son reales. ¿Puede pasar con humanos?
- La ciencia responde.
Una espora más delgada que un cabello basta para cambiar el destino de una hormiga. Al caminar sobre ella, el hongo Ophiocordyceps unilateralis se adhiere a su cuerpo, lo atraviesa y, sin que el insecto lo sepa, empieza a crecer dentro de él hasta tomar control de su sistema nervioso. La hormiga, dominada por el parásito, se aleja de su colonia, escala una hoja y muere mordida en ella. Días después, el hongo brota desde su cabeza y dispersa nuevas esporas. Así es como nacen los insectos zombi.
El fenómeno, tan real como fascinante, ha sido documentado por científicos y popularizado por la serie The Last of Us, donde una cepa ficticia de Cordyceps zombifica a los humanos. Pero la ciencia va más allá de la ficción: hongos, gusanos, virus y avispas llevan millones de años perfeccionando técnicas para convertir a otros organismos en esclavos biológicos.
La periodista científica Mindy Weisberger aborda este tema en su libro Rise of the Zombie Bugs, editado por la Universidad Johns Hopkins. Desde Nueva York, y en entrevista con El País, explica:
“La idea de perder el libre albedrío, de que algo externo controle tu cuerpo mientras sigues técnicamente con vida, es inquietante”.
Parásitos reales, huéspedes manipulados
Uno de los ejemplos más sorprendentes es el del “caracol zombi”. El gusano Leucochloridium paradoxum infecta a un caracol desde las heces de un ave, llega a sus tentáculos y los convierte en orugas pulsantes que atraen nuevamente a las aves, cerrando el ciclo. Otro caso es el de las avispas joya, que pican a cucarachas en el cerebro para controlar sus movimientos y convertirlas en alimento vivo para sus crías.
“Muchos parásitos no introducen químicos nuevos, sino que manipulan la química que ya existe en su huésped”, explica Weisberger.
¿Puede un parásito zombificar humanos?
La adaptación de The Last of Us ha revivido esta pregunta, pero la respuesta de los expertos es contundente: no. Los hongos como Cordyceps no pueden sobrevivir en cuerpos con temperaturas altas, como los de los mamíferos. De hecho, algunos científicos sugieren que nuestra temperatura corporal evolucionó como defensa contra hongos invasores.
Oscar Soriano, investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid, es claro:
“Veo complicado que un parásito logre controlar estructuras tan complejas como el cerebro humano. Sería como tratar de usar una llave en la cerradura equivocada”.
Un mundo tan inquietante como fascinante
Aunque no hay riesgo de zombis humanos, el mundo natural ofrece suficientes casos reales de manipulación para mantenernos asombrados. De las 7.7 millones de especies animales conocidas, se estima que el 40% son parasitarias, y que el parasitismo ha evolucionado más de 200 veces de forma independiente.
Con Rise of the Zombie Bugs, Weisberger no solo explora un tema biológico, sino una metáfora del miedo a perder el control de nuestras propias decisiones.
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