Debanhy Robledo tiene una idea clara: los corridos tumbados no son cosa nueva. En México existen desde hace décadas atrás, con la diferencia de que ahora son “la moda”.
“La música ayuda a mostrar algunas habilidades que ellos tengan, ya sea de actuación o de palabra. Y son niños, les gusta mucho bailar, no es delito que escuchen corridos y canciones del tipo que ellos deseen”, consideró.
Robledo advirtió que la música influye en el procedimiento de aprendizaje de los infantes: “Es más sencillo que se les quede algún tema con canciones que con la enseñanza tradicional”.
Pero hay un problema con el género musical: la apología a la violencia. “Desde pequeños son como unas ‘esponjitas’. Al escuchar la música ellos se apropian de la letra y a veces hasta actúan igual, con sus manos hacen la seña de que traen pistolas o están fumando”, declaró.
Evitar la apropiación de la “narcocultura” en infantes es un trabajo conjunto entre las escuelas y la educación desde el hogar: “Hoy en día los docentes no tenemos la misma autoridad de antes».
«A veces algunos padres se molestan de que estemos interfiriendo en la educación de los niños, pues no tenemos el mismo valor que tenía cada maestro antes. Pero sí es hablar con ellos y darles los motivos del por qué les llamamos la atención. Fuera de eso, ya no somos responsables», agregó.
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