- Bebidas azucaradas: la chispa que alimenta enfermedades.
- El consumo de estas bebidas estuvo relacionado con 2.2 millones de nuevos diagnósticos de diabetes.
- El análisis, que abarca datos de 1990 a 2020, muestra un aumento del 16% en el consumo de estas bebidas en tres décadas.
Un estudio publicado en Nature Medicine revela que las bebidas azucaradas son responsables de cerca del 10% de los nuevos casos de diabetes tipo 2 y más del 3% de las enfermedades cardiovasculares a nivel mundial. Estas cifras preocupantes, basadas en datos de 184 países, subrayan la urgente necesidad de políticas de salud pública más estrictas.
Cabe señalar que la investigación estima que en 2020, el consumo de estas bebidas estuvo relacionado con 2.2 millones de nuevos diagnósticos de diabetes y 1.2 millones de accidentes cardiovasculares. Además las regiones más afectadas son África subsahariana, América Latina y el Caribe, donde la adopción de dietas occidentales ha incrementado el riesgo de estas enfermedades.
Laura Lara Castor, autora principal del estudio y profesora de la Universidad de Washington, destacó que estas enfermedades son una carga importante para la salud mundial: “La enfermedad cardiovascular es la causa número uno de muerte a nivel global, mientras que la diabetes sigue aumentando”.
Un problema global que sigue creciendo
Asimismo el análisis, que abarca datos de 1990 a 2020, muestra un aumento del 16% en el consumo de estas bebidas en tres décadas, lo que coincide con un crecimiento en los casos de diabetes tipo 2.
“La industria ha tenido una respuesta agresiva, aumentando la publicidad y argumentando que las políticas de regulación dañan las economías locales”, explicó Lara Castor.
Por otro lado los expertos advierten que la normalización del consumo de estas bebidas, cuyo contenido de azúcar y cafeína puede resultar adictivo, contribuye a un ambiente obesogénico.
“Hay más de 350,000 muertes directamente atribuibles al consumo de bebidas azucaradas cada año, una cifra comparable solo con el impacto del tabaco”, señaló Olga González Albarrán, endocrinóloga del Hospital Gregorio Marañón.
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