Con la llegada inminente del invierno y las bajas temperaturas, las enfermedades respiratorias han aumentado en México, generando preocupación entre la población.
El gobierno mexicano había anticipado este escenario desde el verano, implementando una campaña continua de vacunación contra el COVID-19 para hacer frente al posible incremento de casos.
Según la Dirección General de Epidemiología, las cifras actuales de COVID-19 en la semana 45 del 2023 muestran gráficas distantes de los picos observados en 2021 y principios de 2022. A pesar de ello, la vigilancia sigue siendo crucial, ya que el virus continúa presente, manifestándose con síntomas comunes como fiebre, escalofríos y dolor de garganta.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha destacado que, hasta agosto pasado, no se han observado cambios significativos en el impacto para la salud pública de las variantes de Ómicron, incluyendo EG.5 y BA.2.86.
No obstante, estas variantes han agregado síntomas como escurrimiento nasal, fatiga y dolor de cuerpo, lo que destaca la importancia de realizarse pruebas ante la presencia de cualquier síntoma, incluso si parece un resfriado común.
Especialistas del grupo médico ABC advierten que, a estas alturas de la pandemia, es esencial realizar pruebas para confirmar o descartar un posible contagio de COVID-19, ya que existe un promedio de 3 días desde el momento exacto del contagio hasta la aparición de los primeros síntomas. Además, reiteran la necesidad de buscar atención médica cuanto antes en caso de síntomas graves.
La combinación de la temporada invernal y la continua presencia del COVID-19 subraya la importancia de mantener medidas de prevención, como la vacunación, el distanciamiento social y el uso de mascarillas, para mitigar la propagación de enfermedades respiratorias.







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