“El agua es la fuerza motriz de toda la naturaleza”.
Leonardo Da Vinci.
La naturaleza es sabia, y su capacidad de homeostasis es sorprendente, es así que la producción y provisión de agua no es una excepción, aunque es innegable que con el transcurrir de los años hemos mermado esta facultad. Por ello es indispensable además de reflexionar y buscar innovaciones para el problema de la escasez, también implementar acciones concretas que nos acerquen a una resiliencia hídrica.
Este término se ha hecho mucho más común y se aplica en diferentes áreas, es necesario reconocer que la relación entre seguridad del agua, energía y abastecimiento de alimentos es de vital importancia, por lo que la capacidad para resistir, pero sobre todo de recuperarse y adaptarse a un futuro incierto es decisiva y que si no ayudamos a la naturaleza nos estaremos condenando.
Como lo he mencionado en artículos anteriores, además de los científicos algunas producciones de cine y televisión previeron que la insuficiencia del agua podría ser un problema que incluso derivaría en guerras, y no fueron fantasías, hoy la ficción ha alcanzado a la realidad y además de que existen conflictos armados por el valioso “oro azul”, también hemos ido socavando las propias soluciones de la naturaleza para reabastecerse.
Es cierto que el estrés hídrico y la escasez son directamente proporcionales al incremento de la población y la urbanización, sin embargo, a ello también hay que sumar diversos factores como el cambio de uso de suelo y el calentamiento global, entre otros. Las cifras son cada vez más alarmantes, tan sólo de acuerdo con el informe “No dejar a nadie atrás” presentado por la Organización de las Naciones Unidas, cada año, la demanda mundial de agua aumenta en un 1%, por lo que se prevé que para 2050 entre 4,800 y 5,700 millones de personas vivan en áreas con escasez potencial de agua durante un mes al año.
Y es que aunque es cierto que se requieren acciones de instituciones tanto públicas como privadas, no se puede perder de vista que la resiliencia hídrica se ha dejado un poco olvidada, por lo que el Foro Económico Mundial propone algunas medidas, entre las que destacan: 1) Inversión en las infraestructuras hidráulicas, 2) reutilización del agua, y 3) revisión de la huella hídrica derivada del constante crecimiento del uso de tecnología e Inteligencia Artificial.
Todos los puntos son dignos de análisis, sin embargo, en muchas ocasiones se pierde de vista la forma en la que nuestras acciones cotidianas repercuten en el medio ambiente; por ejemplo, de acuerdo con datos de la institución antes mencionada una conversación entre un usuario promedio y un chatbot consume aproximadamente el equivalente a una botella de agua y como ésta existen muchas actividades diarias de las que no somos conscientes.
La escasez afecta a un sin número de personas, ciudades y países alrededor del mundo y nuestro país no es la excepción, tal es el caso de Nuevo León o de la CDMX, donde incluso de manera reciente se informó que el Sistema Cutzamala se encuentra en sus niveles más bajos lo que ha provocado que diversas alcaldías estén ya severamente afectadas.
La escasez requiere atención urgente, ya no es solamente una hipótesis es una realidad que golpea a los sectores más vulnerables diariamente, por lo que además de abordar el tópico y que éste se encuentre presente en las agendas internacionales se deben de tomar acciones inmediatas, sino las sequías, las lluvias impredecibles, los huracanes, la pérdida de acuíferos y en general la afectación de reservas mundiales de agua nos harán renunciar a la vida como la conocemos hasta el momento.
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