La última y nos vamos. Gerardo Aguado analiza el sexenio de AMLO que está por concluir, dejando más promesas incumplidas que logros. Desde un sistema de salud ‘como Dinamarca’ hasta la pacificación del país y la verdad sobre los 43 normalistas, el balance final de su administración es de claroscuros.
El sexenio de López Obrador deja más oscuros que claros y a manera de despedida vale la pena recordar 3 de sus promesas incumplidas :
El sistema de salud ‘como Dinamarca’
La promesa de un sistema de salud de “primer nivel”, como el de Dinamarca o hasta mejor, ha signado la administración obradorista, tanto por el absurdo de tal pretensión, como por la enorme distancia entre la realidad y los hechos.
En octubre de 2023, a cinco años de iniciada la administración, se han desechado dos sistemas de salud que costaron miles de millones: el Seguro Popular y el Instituto de Salud para el Bienestar.
Al tiempo, AMLO apostó por el fortalecimiento del IMSS-Bienestar, una rama del IMSS para atender personas en pobreza sin seguridad social. Finalmente, todo el peso de conformar el sistema prometido recayó en el IMSS-Bienestar, mientras que la institución no puede ni hacer funcionar bien sus unidades habituales, las del IMSS.
Para crear un sistema de salud nacional, AMLO ha presionado a los estados para que le transfieran los sistemas de salud estatales, con la promesa que los hará funcionar mejor al “federalizarlos” y ponerles el sello IMSS-Bienestar. No hay ninguna evidencia de que el sistema se esté construyendo adecuadamente.
La pacificación del país
En enero de 2018 AMLO prometió que en tres años nomás iba a dejar el país en paz. Que su enfoque de gobierno y seguridad sería adecuado para pacificar el país. Que la violencia engendra más violencia y que lo importante es dar oportunidades a los jóvenes y combatir la pobreza.
Es cierto que, según todos los especialistas en temas de seguridad, es indispensable atender las razones sociales de la violencia, es decir, la pobreza y la desigualdad. Pero es igualmente cierto que un problema que en México ha evolucionado durante más de 50 años no puede apaciguarse en 6 con la mera voluntad del presidente que llegó a “moralizar”.
Al contrario: con todo y sus programas sociales y por motivos enormemente complejos, pero que se pueden resumir en una mala estrategia y falta de inversión suficiente, la violencia con AMLO se disparó a niveles nunca antes vistos, sobre todo en el indicador primordial: los homicidios dolosos.
Encontrar a los 43 normalistas
Una de muchas promesas de campaña de AMLO fue averiguar la verdad de lo ocurrido con los 43 normalistas de Ayotzinapa, masacrados en Iguala. El presidente y su partido dijeron decenas de veces que la versión del gobierno de Peña Nieto era mentira, una invención para tapar la culpabilidad del gobierno y del Ejército.
El 27 de septiembre de 2018 prometió a los padres de familia: “Vamos a conocer lo que realmente sucedió, que se sepa dónde están los jóvenes y se castigue a los responsables”.
Ya en el poder, AMLO llegó a una nueva “verdad” que es prácticamente igual a la versión del gobierno anterior. Además, al igual que el gobierno de Peña, este gobierno ha exonerado al Ejército (cuando eran oposición los llamaban asesinos) y a altos funcionarios.
Pero lo peor es que no tiene ni la menor idea de dónde están los jóvenes. No ha encontrado ni una pista. Igual que el gobierno anterior, al que criticó.
No cabe duda que este sexto y último año de gobierno, el balance final es de más oscuros que claros, de mucha grilla y pocas soluciones.
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