En La ratonera (parte 2) Gerardo Aguado analiza la sobrerrepresentación de Morena en la Cámara de Diputados y su impacto en la democracia mexicana. Descubre cómo esta situación podría afectar las reformas y la estabilidad del país.

Como ya lo planteamos en nuestra anterior participación en esta columna y como ya es de dominio público, sabemos o hemos escuchado que Morena y aliados obtuvieron un 54.7% de la votación total, que de acuerdo a lo que la ley establece, en los hechos se traduce como la posibilidad de que obtengan hasta el 62% de los espacios en la cámara de diputados – como máximo-.

Sin embargo; en la configuración actual de la Cámara, antes de que se resuelvan las impugnaciones, cuentan con que obtendrán hasta un 74% de las curules; sin duda, una mayoría ficticia e ilegal que atenta contra la Constitución General, los principios de la democracia y el marco electoral nacional.

Todo con el ánimo de hacerse con la mayoría calificada de forma arbitraria para llevar adelante reformas que afectarán gravemente al pueblo de México, como la Reforma al Poder Judicial, que apenas ratificó la presidenta electa, impactó en los mercados internacionales y en tipo de cambio.

La secretaria de Gobernación Luisa María Alcalde, ya hizo el anuncio público de que a la coalición encabezada por Morena le corresponde el 74% de las y los legisladores de la Cámara de Diputados. Cómo si fuera la autoridad para hacerlo. En fin.

JUSTIFICAR LA SOBRERREPRESENTACIÓN

El argumento principal de Morena para justificar esta sobrerrepresentación extrema es que “la ley se refiere a partidos políticos, no a colaciones”. Y con ello, pretende la coalición del partido en el gobierno y sus aliados justificar una sobrerrepresentación total del 24 por ciento, sumando a los tres partidos.

Sin embargo, dicho aparente vació en la ley no debe interpretarse a favor de la Sobrerrepresentación, sino en contra de ella; ya que, de acuerdo con especialistas en la materia, la Norma Constitucional debe interpretarse conforme a los principios de la democracia, de la división de poderes y de la correcta conformación de las dos cámaras del Congreso de la Unión.  

En tal sentido, permitir que una coalición electoral obtenga una sobrerrepresentación ilegal, o bien, permitir que partidos como el PT y el Verde Ecologista obtengan más legisladores que aquellos que sacaron porcentajes de votación mayores que los de ellos, es a todas luces inconstitucional. ¡Así de simple!

Por otra parte, la legislación que interpreta a su manera el partido del presidente AMLO, omite mencionar que refiere a una época en que las coaliciones tomadas como un sólo partido; todos unidos en un solo emblema.

LORENZO CÓRDOVA

Como lo cita Lorenzo Córdova en un artículo de su autoría publicado en El Universal 06 de junio del presente: “…la reforma electoral de 2007 cambió la figura de las coaliciones y estableció que los partidos políticos que coaligaran, salvo en la postulación de un mismo candidato, para todos los demás efectos debían considerarse como fuerzas independientes entre sí (emblemas diferenciados, tiempos en radio y televisión propios y listas de candidaturas de representación proporcional diferenciadas).

Lo que pretenden darle a la disposición constitucional el mismo efecto que tenía en sus orígenes (cuando referían solo a partidos políticos, asumiendo que a las coaliciones debía tratárseles como si fueran un único partido), a pesar de que la figura de las coaliciones cambió radicalmente once años después. En los hechos esa interpretación literal ha provocado que las coaliciones se conviertan en una manera de darle la vuelta al propósito que la Constitución pretendía al ponerle límites a la sobrerrepresentación…”

Confiamos plenamente en que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación resolverá en su momento este asunto conforme a derecho, aplicando los principios constitucionales y democráticos que deben regir en la conformación del Poder Legislativo.