La importancia creciente de la fisioterapia y su impacto en diversas áreas de la salud mientras celebramos el Día del Fisioterapeuta. Conoce cómo esta profesión joven está ganando relevancia en la geriatría, salud femenina y más.
MI CUERPO FUNCIONANDO
El pasado 5 de julio se celebró en México el Día del Fisioterapeuta, y aunque no recibí ningún pastel, sí recibí felicitaciones de amigos, familia y, por supuesto, de mis pacientes. La fisioterapia es una profesión que, desde mi punto de vista, aún es joven comparada con la medicina o la enfermería, pero cada vez tiene más auge entre los jóvenes que desean una preparación profesional, en personas que desean mejorar su salud y también en médicos que saben de la importancia de nuestro trabajo en muchas áreas.
Sé que la mayoría relaciona la fisioterapia únicamente con la recuperación de dolores o lesiones, después de una operación o fractura de huesos, en el ambiente deportivo o cuando se cursa con alguna discapacidad. Sin embargo, la fisioterapia ayuda en muchos otros campos.
En la geriatría, por ejemplo, cada vez hay más colegas especializados que hacen propuestas regenerativas que buscan prolongar la autonomía de adultos mayores para sus necesidades más básicas, teniendo en cuenta la edad, la alimentación y enfermedades previas.
SALUD FEMENINA
En la salud femenina, también estamos presentes. Se denomina suelo pélvico a la parte del cuerpo que sostiene los órganos femeninos y la vejiga. Este suelo son músculos que, con la edad, pierden su firmeza y, por gravedad, estos órganos pueden quedar más vulnerables. En la actualidad, hay colegas que se especializan en este trabajo, reforzando con técnicas y ejercicios esta musculatura, para que estos órganos puedan mantenerse en su lugar y las mujeres puedan prevenir el prolapso (caída) de la vejiga.
Otros colegas que tienen todo mi reconocimiento y respeto son quienes se especializan en la recuperación de pacientes que han sufrido quemaduras graves. Al sufrir quemaduras en tejidos, la recuperación de la movilidad es lenta y difícil, demandando conocimiento y experiencia para lograrlo, sin mencionar el impacto emocional que hay en el paciente y también en quien los trata.
Conforme se avanza en el conocimiento de cómo funciona nuestro cuerpo, mejoran y aumentan también las propuestas y teorías de la fisioterapia, que ahora busca abrirse a no dejar al paciente en un lugar de espectador o receptor de tratamiento, sino en un participante activo de su recuperación. Es decir, el trabajo es un 80/20: el fisioterapeuta, con el 100% de sus conocimientos, podrá aportar solo 20%, mientras que el paciente, con su compromiso, voluntad y fuerza, pondrá el 80% para llegar al 100% del resultado deseado por ambos.
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