El último clavo en el ataúd del PAN. El partido designa a Jorge Romero como su nuevo dirigente, consolidando su declive con un líder rodeado de escándalos y corrupción. ¿Es este el fin del partido que prometió cambiar México?
En un acto que parece el epílogo de su historia, el Partido Acción Nacional ha designado a Jorge Romero como su nuevo dirigente. Romero, exalcalde de Benito Juárez, posa para las cámaras con una pala en la mano, simbolizando el sepulcro de un partido que una vez representó la esperanza de millones. Con apenas el 80% del voto de la mitad del padrón panista, Romero asume la tarea de dirigir un partido que hace tiempo dejó de ser relevante. En lugar de la renovada esperanza que el PAN alguna vez representó, queda una cáscara vacía.
Al estilo de los fantasmas de “Un Cuento de Navidad” de Dickens, recorreremos los tres tiempos del PAN: pasado, presente y futuro.
El Fantasma del Pasado: Traiciones y Ambiciones
El primer espíritu nos lleva al año 2000, cuando Vicente Fox —aquel presidente “del cambio” con botas y sombrero— capitalizó las esperanzas populares y, en lugar de representar un cambio verdadero, perpetuó la corrupción y los intereses del PRI. Después llegó Felipe Calderón, quien en 2006 declaró una guerra contra el narcotráfico que, lejos de proteger a la juventud, sumergió al país en una espiral de violencia y entregó las instituciones al crimen organizado. La mano derecha de esta cruzada fue Genaro García Luna, hoy convicto por vínculos con el narcotráfico en Estados Unidos. Así, el PAN traicionó a sus propios ideales de justicia y democracia, escribiendo un oscuro capítulo en la historia de México.
El Fantasma del Presente: Alianzas Indignas y Fracasos Políticos
De regreso al presente, nos encontramos con una escena tan triste como vergonzosa. El PAN, antaño opositor del PRI, se ha unido a su antiguo enemigo en una alianza que demuestra su falta de identidad y de visión. La candidata presidencial de la coalición, derrotada en cada grupo de edad y región, dejó un mapa casi totalmente teñido de guinda. Mientras tanto, el PAN se ha conformado con conservar algunos estados en donde su influencia se mantiene por tradición, no por propuestas. El pragmatismo ramplón de la dirigencia actual refleja la profunda crisis del partido y su desconexión con la sociedad.
El Fantasma del Futuro: Jorge Romero y el Fin de la Ética en el PAN
Finalmente, el tercer espectro nos muestra un sombrío futuro con Romero a la cabeza del partido. En voz baja, escuchamos las críticas: Romero, vinculado al cartel inmobiliario de la Ciudad de México, acumuló denuncias de corrupción en su tiempo como alcalde de Benito Juárez. Su grupo, “Los Ocean”, fundado junto a Christian Von Roehrich —hoy convicto—, se hizo famoso por extorsionar empresas. Según denuncias, bajo su mando se desviaron fondos destinados a la reconstrucción tras el terremoto del 19 de septiembre de 2017, dejando a miles de damnificados sin apoyo. Este líder representa la antítesis de los valores que el PAN prometió defender.
La conclusión es dolorosa pero clara: el PAN está muerto. Su dirigencia, en lugar de revitalizarlo, ha optado por una figura envuelta en escándalos y corrupción. En un país que sigue buscando opciones políticas serias, el PAN ha decidido encumbrar a quien representa lo peor de la política nacional, enterrando cualquier esperanza de redención.
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