“Somos la primera generación que siente los efectos del cambio climático y la última que puede hacer algo al respecto.”
— Al Gore
In principio erat Verbum
El jueves pasado abordé la trascendencia de la creación de un plan familiar de protección civil, el diseño de rutas de evacuación y las diversas acciones que de manera personal deben implementarse para proteger lo mejor posible tanto nuestro patrimonio como lo más importante que es la vida.
El cambio climático ha propiciado fenómenos más atípicos; apenas el martes, ‘Beryl’ sorprendió al pasar, en solo unas pocas horas, de tormenta tropical a el huracán más fuerte registrado hasta el momento en el océano Atlántico. Los expertos incluso mencionaron su preocupación, ya que se prevé una temporada de huracanes muy activa.
De acuerdo con el Servicio Meteorológico Nacional, para nuestro país se prevé el desarrollo de 15 a 18 tormentas con nombre en el océano Pacífico, de las cuales 4 o 5 podrían ser huracanes categoría entre 3 y 5, y de 20 a 23 en el Atlántico; de éstas, 5 o 6 serían categoría 1 o 2. Por su parte, la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica del Gobierno de los Estados Unidos de América pronostica un 85% de probabilidades de una temporada de huracanes por encima de lo normal.
ESTRAGOS DE BERYL
‘Beryl’ ha dejado diversos estragos en varios estados y comunidades. Los vídeos y fotos que circulan en redes sociales de vías bloqueadas por ramas y rocas, carreteras convertidas en ríos que arrasan a su paso con autos y construcciones, sembradíos anegados donde posiblemente no se pueda cosechar, y casas donde el torrente de agua se cuela por puertas y ventanas, entre otras muchas situaciones, nos recuerdan lo poderosa y devastadora que es la naturaleza.
Desafortunadamente, nos falta mucho por aprender e implementar, porque si bien es cierto que se ha avanzado en cuanto al tema de protección civil, aún queda mucho trabajo. ¿Por qué no evitar o regular la construcción de casas en terrenos irregulares que representan un riesgo ante lluvias o terremotos? ¿De qué forma incentivar las medidas preventivas antes de las correctivas? ¿El incremento en la inversión ayudará a una mejor guía y una mayor eliminación de los peligros?
DISMINUIR CONSECUENCIAS
Diversas acciones podrían formularse para disminuir las consecuencias; sin embargo, uno de los factores más importantes es la concientización de la sociedad. Además de los vídeos antes mencionados, existen un sinnúmero donde la imprudencia y la falta de conocimiento por parte de la población hacen que la situación termine en una tragedia. Autos queriendo atravesar caudales o ríos desbordados, o gente saliendo a la calle en plena tormenta, entre otras situaciones.
Incluso, de acuerdo con un estudio de la OCDE sobre el Sistema Nacional de Protección Civil en México, menciona que en nuestro país el uso de suelo inapropiado y una planeación urbana y territorial inadecuada contribuyen en gran medida a la vulnerabilidad tanto de la población como de la economía a causa de amenazas naturales.
Múltiples circunstancias deben ser evaluadas: la falta de asignación de recursos suficientes para la prevención y atención de desastres naturales, la escasa implementación de capacitación y reconocimiento de las áreas de protección civil, la falta de una legislación con una estrategia nacional de gestión de riesgos, o la falta de un marco jurídico que defina los mandatos, las funciones y las responsabilidades, etc.
Si bien es cierto, lo reitero, mucho del trabajo en cuanto a esta área le corresponde a las instituciones gubernamentales, la coordinación entre sectores es fundamental. No podemos seguir actuando de la manera hasta el momento conocida, se debe aceptar que las repercusiones del cambio climático son cada vez más letales, por lo que negar la situación o creer que es temporal solo nos pone mucho más en riesgo.
*Consultor en temas de Seguridad, Inteligencia, Educación, Religión, Justicia, y Política.
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