“El auténtico genio consiste en la capacidad para evaluar información incierta, aleatoria y contradictoria.”
Winston Churchill
Hace poco en otro artículo abordábamos el incremento de la guerra sucia entre los políticos, y aunque es cierto que ésta ha existido desde hace mucho tiempo, también es innegable que en una era, cada vez más predominada por las redes sociales y la desinformación, los ataques buscarán causar el mayor daño posible.
¿Cuánto de lo que se dice o circula en redes sociales es cierto?, ¿en quién deberíamos creer?, probablemente, antes era más sencillo distinguir los datos ficticios o las imágenes creadas de manera virtual, sin embargo, con el avance de la Inteligencia Artificial, la fidelidad de los elementos que componen las fake news ha llegado a niveles que rayan en la perfección, lo que hace muy complicado su detección.
El tema es de tal importancia que el pasado 26 de febrero, Volker Türk; Alto Comisionado de la Organización de las Naciones Unidas para los derechos humanos, en una participación ante el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, mencionó su preocupación sobre la constante creación de campañas de desinformación, ya que estas exacerban los discursos de odio y socavan el bien común.
La desinformación impacta en todas las áreas, recordemos que cuando la pandemia originada por el virus SARS-CoV-2 se encontraba en su punto más álgido, muchas plataformas comenzaron a difundir vídeos falsos que solo alarmaron a la gente, sin embargo, en un año como este habrá que centrar el enfoque en otro rubro: el político.
Y es que, el 2024 sentará un precedente, ya que de acuerdo con datos de la empresa Statista más de 60 países y cerca de 2,000 millones de votantes (aproximadamente una cuarta parte de la población mundial) acudirán a las urnas, entre ellos Estados Unidos, la India, Rusia, la Unión Europea y por supuesto nuestro país, enfrentando, así mismo movimientos en cuanto a las relaciones geopolíticas y geoeconómicas, lo que al parecer ha hecho que la desinformación se propague con mucha más velocidad y sin importar el daño que podría provocar a largo plazo.
De acuerdo con una investigación de la RAND Corporation las generaciones mayores presentan mayores complicaciones para enfrentar la era digital y corroborar la información, lo cual preocupa ya que son quienes manifiestan una amplia tendencia de asistir a las urnas, por lo que para ayudar a detener la desinformación crearon tres breves vídeos donde explican detalladamente la manera de combatir la avalancha de datos falsos: 1) Hacer una lectura lateral, corroborando la información en otras fuentes confiables; 2) Resista a la manipulación emocional, antes de compartir hay que preguntarnos ¿es una reacción emocional o hay algún otro motivo?, y 3) Asumir una responsabilidad personal, es decir, no dejemos en los demás lo que podemos verificar nosotros y es que muchos de los adultos consideraron que era deber de las instituciones hacerlo, sin embargo, considerando el tamaño del frente abierto que suponen las noticias falsas, nuestro compromiso es necesario.
Trabajar en la disminución de la desinformación es entender que este rubro tiene impactos importantes en diversos rubros, y que, por supuesto las instituciones y los Estados tienen la labor de imponer mayores restricciones y de fomentar la transparencia y el acceso a la información, pero también nosotros tenemos que alzar la voz e impedir que esto socave no sólo la democracia, sino todos los sistemas en los que confiamos, porque reconocer y no compartir son pasos significativos.
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