«La familia es la primera célula esencial de la sociedad humana».
Papa Juan XXIII
En México, el primer domingo de cada marzo se encuentra destinado a conmemorar el Día de la Familia, momento que aunque no lo pareciera podría traducirse en un parteaguas frente a la violencia, la inseguridad y el trastoque de valores que vivimos día con día; y es que como bien lo ha mencionado el Papa Francisco: “La familia es escuela de humanidad, escuela que enseña a poner el corazón en las necesidades de los otros, a estar atentos a la vida de los demás”.
Ante un mundo mucho más vertiginoso, que incluso antepone cada vez más los bienes materiales a los valores, al amor al prójimo y a los vínculos personales; la familia no solo es sinónimo de cohesión y compañerismo; sino que además nos recuerda que ante los grandes problemas siempre contaremos con ese apoyo real y necesario para seguir avanzando.
Es probable que no lo notemos, hasta que nos convertimos en madres o padres; pero en este núcleo aprendemos los valores necesarios para enfrentar los contratiempos, la compasión y la solidaridad que se requieren para convivir con nuestro prójimo o la tenacidad y la responsabilidad con la que salimos al mundo laboral, sólo por mencionar algunos de los cimientos que nos proporcionan. Por supuesto que, así como aprendemos actitudes positivas también en algunos casos los comportamientos nocivos pueden permear en nuestra cotidianidad, es por ello que la injerencia de nuestra familia siempre será determinante.
Durante años hemos escuchado aquella frase de: “No existen los padres o hijos perfectos”, y aunque suene trillado, es cierto, somos seres complejos, cargados de miedos, anhelos, sufrimientos, silencios, sueños, alegrías, pero sobre todo esperanza, y aunque los conflictos siempre estarán presentes, la familia es la respuesta para un mejor mañana; es una oportunidad para convertirnos en mejores seres humanos.
Es innegable que la rapidez con que vivimos, y la ansiedad característica de una época predominada por la tecnología y la escasez económica han obligado a que los momentos familiares, en muchas ocasiones, se escatimen; que se dé menos importancia a la oportunidad de sentarnos a compartir una comida, a hacer un viaje juntos, o a la posibilidad de realmente escuchar con el corazón abierto y lejos de prejuicios.
Es por ello que aunque pareciera irrelevante, dedicar un día a la conmemoración de la familia se vuelve tan importante; incluso con la finalidad de impulsar nuevas estrategias, de promover la enseñanza de valores y de instar al desarrollo pleno de la sociedad, entre otros objetivos es que se ha creado el Congreso Mundial de la Familia.
La cita será justamente del 01 al 03 de marzo en la Ciudad de Guadalajara, Jalisco; y fue convocada por International Organization for the Family (IOF), Red Familia, Familia Unida, Juntos por México, la Asociaciones de Padres de las instituciones Educativas (FAPACE), la Unión Social de Empresarios de México (USEM), la Unión Nacional Cristiana, la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, el Global Center for Human Rights y CitizenGo; durante el evento habrá conferencias y talleres que abordarán temas como: la violencia familiar, la depresión, la infidelidad y las rupturas del núcleo.
Es claro que las familias no son ajenas al conflicto y los enfrentamientos, y con el paso de los años los desafíos internos y externos pueden convertirse en situaciones intrincadas que de no atenderse, inducen a temas como la criminalidad, la violencia y el suicidio; es por ello que forjar relaciones familiares fuertes y significativas, puede ser una diferencia sustancial.
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