- Trump intensifica su retórica contra los cárteles.
- Adelantó que, tras ataques marítimos, la acción en tierra podría ser la siguiente fase en su lucha contra el tráfico de drogas.
- México defiende su soberanía y pide cooperación, no intervenciones.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, arremetió nuevamente contra gobiernos latinoamericanos por la influencia del narcotráfico y afirmó que “México está gobernado por los cárteles”, pese a declarar respeto por la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum. Con ello insistió en una narrativa que justifica —según su discurso— medidas más duras para frenar el flujo de drogas hacia EE. UU. (Reuters)
Amenaza de ampliar la respuesta militar
Durante una mesa con su gabinete de seguridad, Trump anunció que, tras operaciones navales y ataques contra embarcaciones sospechosas en el Caribe, la “tierra será lo siguiente”, en alusión a posibles acciones en países como Venezuela o en zonas donde se localicen operativos de narcotráfico. También afirmó que no requeriría una declaración formal de guerra para autorizar operaciones letales contra quienes “traen drogas” a Estados Unidos. Estas afirmaciones aumentan la tensión diplomática en la región. (Reuters)
Contexto: vigilancia militar y ataques en el mar
La escalada se produce en un contexto de mayor presencia militar estadounidense en el Caribe y operaciones contra embarcaciones sospechosas —algunas de ellas con resultados letales— y de un incremento en misiones de vigilancia con aeronaves no tripuladas y navales frente a zonas de producción de drogas sintéticas. Analistas y medios han señalado que estas medidas marinas han precedido el anuncio de opciones más agresivas en tierra.
México: soberanía y cooperación, no intervención
El gobierno mexicano ha optado por una respuesta de no confrontación pública pero firme en defensa de la soberanía. La presidenta Claudia Sheinbaum ha descartado la entrada de tropas extranjeras en territorio mexicano y ha apuntado a la necesidad de cooperación, no de sumisión, al tiempo que su administración ha destacado decomisos, entregas de presuntos capos a EE. UU. y operativos contra el fentanilo. En México también se discuten reformas para blindar la autonomía frente a iniciativas externas.
El trasfondo legal y diplomático
El pasado reciente incluye decisiones estadounidenses para calificar a algunos cárteles como amenaza de seguridad (etiquetados en distintos momentos con consideración de grupos terroristas), lo que complicó las relaciones bilaterales y abrió el debate sobre el alcance de la cooperación y los límites del uso de la fuerza en otros países. Esa designación y las operaciones posteriores son parte del telón de fondo que explican los actuales choques verbales y operativos.
Riesgos y preguntas abiertas
Las declaraciones del presidente estadounidense plantean preguntas claves: ¿qué alcance real tendría una “acción terrestre”? ¿Cómo reaccionarían los países afectados, en particular México y Colombia? ¿Qué controles legales y políticos —internos en EE. UU. y acuerdos bilaterales— regirían cualquier operación transnacional? Analistas advierten que una política bélica unilateral contra redes criminales en terceros países entraña riesgos de soberanía, escalamiento militar y consecuencias humanitarias y diplomáticas.







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