- Trump impone arancel del 30% a México.
- La medida busca presionar a Sheinbaum por el tema del fentanilo y puede desatar una crisis comercial.
- ¿Una medida electoral o el inicio de una nueva guerra comercial?
Donald Trump ha vuelto a usar el comercio como arma política. En una nueva escalada de tensiones, el expresidente estadounidense anunció que, a partir del 1 de agosto, impondrá un arancel del 30% a todas las importaciones provenientes de México. La medida, difundida la madrugada de este sábado a través de su red Truth Social, va acompañada de una carta dirigida a la presidenta Claudia Sheinbaum, en la que acusa a México de no frenar el tráfico de fentanilo y de “permitir que los cárteles conviertan a Norteamérica en su terreno de juego”.
Trump, quien busca regresar a la Casa Blanca en noviembre, no solo ha castigado a México. En días recientes también impuso un 35% de arancel a Canadá y un 50% a Brasil, a quien responsabiliza de perseguir judicialmente a su aliado Jair Bolsonaro. Pero la medida contra México reviste especial gravedad: el país es el principal socio comercial de Estados Unidos, con exportaciones por más de 500 mil millones de dólares anuales. Más del 80% de los productos mexicanos se destinan al mercado estadounidense.
La economía mexicana en el filo
El impacto de esta decisión puede ser devastador. Aunque México había sido excluido inicialmente de los llamados «aranceles recíprocos» que Trump lanzó en abril contra 185 países, el nuevo anuncio lo coloca ahora en el mismo nivel de presión que otras economías sancionadas. Hasta ahora, solo los productos no incluidos en el T-MEC pagaban una tarifa del 25%, pero con esta nueva orden, todos los productos serán gravados con un 30%, incluso si cumplen con las reglas del tratado comercial.
Además, Trump advirtió que cualquier intento de evadir estos impuestos será penalizado con tasas más altas. La amenaza es clara: el mensaje político detrás de la medida es más fuerte que cualquier tratado vigente. Para el expresidente, la lucha contra el fentanilo justifica romper las reglas del comercio internacional.
La respuesta de Sheinbaum
Ante el anuncio, la presidenta Claudia Sheinbaum mantiene una postura de cautela. Sin entrar en confrontaciones directas con Trump, informó que una delegación de alto nivel viajó este viernes a Washington para negociar un «acuerdo general» que aborde temas de migración, seguridad y comercio. En conferencia de prensa, Sheinbaum aseguró: “Vamos a hacer todo el esfuerzo que esté de nuestro lado. Sabe el pueblo de México que estamos en eso”.
El equipo mexicano también buscará renegociar los aranceles impuestos al cobre (50%) y a productos farmacéuticos (hasta 200%). Sheinbaum sugirió que ya se exploran alternativas de exportación hacia otros mercados, especialmente en sectores estratégicos como el cobre.
Un escenario preocupante
Más allá del ruido electoral, la decisión de Trump sienta un precedente peligroso para la relación bilateral. Utilizar el comercio como castigo político, especialmente en temas tan sensibles como el narcotráfico, puede romper la confianza construida con el T-MEC. Además, especialistas advierten que una guerra comercial con México afectaría tanto a productores mexicanos como a consumidores estadounidenses, al encarecer productos esenciales y desacelerar la economía de la región.
Las decisiones de Trump tienen una lógica de campaña: mostrarse firme frente a sus votantes en materia de seguridad y migración, aunque eso implique dinamitar puentes con sus socios. En este contexto, México vuelve a ser el blanco fácil de una narrativa que lo responsabiliza de todos los males fronterizos.
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