- Trump cierra el espacio aéreo de Venezuela.
- Profundizando una escalada militar sin precedentes entre Washington y Caracas.
- El movimiento aumenta el riesgo de un ataque militar y agrava la tensión regional.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha intensificado su ofensiva contra Venezuela en una escalada retórica y militar que ya preocupa a gobiernos y organismos internacionales. Tras advertir el jueves que comenzará “muy pronto” a detener por tierra el tráfico de drogas procedente del país sudamericano, este sábado anunció que el espacio aéreo venezolano será cerrado en su totalidad, una medida que acerca aún más el fantasma de una intervención militar.
A través de su red social Truth, Trump lanzó un mensaje directo: “A todas las aerolíneas, pilotos, narcotraficantes y traficantes de personas: el espacio aéreo sobre Venezuela y sus alrededores permanecerá cerrado en su totalidad”. El mandatario no ofreció detalles sobre cómo se implementaría la medida ni bajo qué marco legal operaría Estados Unidos.
Un país ya sin vuelos y en máxima tensión
Aunque el anuncio de Trump parece una nueva vuelta de tuerca, en la práctica el tráfico aéreo en Venezuela lleva una semana prácticamente suspendido. La Fuerza Aérea estadounidense emitió el lunes una alerta por el “empeoramiento de la situación de seguridad y la intensificación de la actividad militar”. En respuesta, aerolíneas como Iberia, Air Europa, Latam, Avianca, TAP, Plus Ultra y Turkish Airlines cancelaron sus operaciones de inmediato.
El Gobierno de Nicolás Maduro reaccionó con amenazas: otorgó 48 horas a las aerolíneas para reanudar vuelos o perder sus licencias. Como la exigencia fue ignorada, Venezuela revocó los derechos de tráfico aéreo de varias compañías internacionales, acusándolas de “sumarse al terrorismo de Estado promovido por Estados Unidos”.
Un cierre aéreo que suena a preludio
Históricamente, el cierre del espacio aéreo de un país es una señal previa a un ataque militar. Y el contexto actual apunta en esa dirección: la Casa Blanca ordenó en agosto el mayor despliegue militar en décadas cerca de Venezuela, con más de 15.000 efectivos en la región.
A principios de mes se sumó al operativo el USS Gerald Ford, el portaviones más avanzado de la Armada estadounidense, un movimiento que analistas consideran un punto de inflexión en el conflicto con Caracas.
Operaciones sin autorización y más de 80 muertos
Desde septiembre, Trump ordenó una serie de operaciones contra presuntas “narcolanchas” asociadas al cártel de los Soles y el Tren de Aragua. El ejército estadounidense ha bombardeado una veintena de embarcaciones sin autorización del Congreso, dejando más de 80 personas asesinadas.
Paralelamente, Washington registró oficialmente al presidente Nicolás Maduro y a altos funcionarios de su Gobierno como terroristas, acusándolos de integrar o colaborar con el cártel de los Soles. Esta designación ofrece a Estados Unidos un argumento legal para justificar una eventual intervención militar.
Una escalada con consecuencias imprevisibles
Con el espacio aéreo cerrado, un despliegue militar masivo y acusaciones de terrorismo sobre la mesa, la relación entre Washington y Caracas se encuentra en su punto más crítico en años. La posibilidad de una operación militar, que hasta hace meses parecía remota, ya es un escenario plausible para analistas internacionales.
El mundo observa con preocupación un conflicto que podría desestabilizar aún más a América Latina y que avanza —cada día— hacia un punto de no retorno.







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