- Intercambio de prisioneros: estrategia de Putin
- No solo liberó a estadounidenses como el periodista Evan Gershkovich, sino también a una serie de presos políticos.
- Los detalles del canje revelan una compleja red de negociaciones que involucró a varios países occidentales.
El jueves por la noche, el presidente Vladímir Putin recibió a los ciudadanos rusos que formaron parte del mayor intercambio de prisioneros con Occidente desde la Guerra Fría.
Este acontecimiento marca el inicio de una poderosa campaña de relaciones públicas en Rusia, donde los retornados calificados como patriotas. A pesar de presentarse como una nación abierta al diálogo, las negociaciones han estado marcadas por la complejidad y la estrategia.
“Quiero agradecerles por ser fieles a su juramento, al deber y a la patria, que no les ha olvidado”, declaró Putin al grupo, que incluía al ruso-español Pablo González, acusado en Polonia de ser un agente de la inteligencia militar rusa, y al sicario-espía Vadim Krasikov, condenado a cadena perpetua en Alemania por el asesinato de un exiliado checheno, quien fue recibido por Putin con un abrazo.
Rusia no solo liberó a estadounidenses como el periodista de The Wall Street Journal, Evan Gershkovich, sino también a una serie de presos políticos y disidentes rusos, incluidos figuras destacadas como Ilia Yashin y Vladímir Kara-Murza.
Este movimiento busca enviar múltiples mensajes, siendo el más claro que el Kremlin no abandona a sus propios ciudadanos. “Claro que me gustaría que los traidores de Rusia se pudrieran en la cárcel, pero es más útil sacar a los nuestros, a los que han trabajado por nuestro país”, afirmó el expresidente Dmitri Medvedev en su canal de Telegram.
Entre los retornados están Artem y Anna Dultsev, quienes se hacían pasar por argentinos y condenados en Eslovenia por espionaje. Hablando en español entre ellos y con sus hijos, los niños solo supieron que eran rusos en el vuelo de regreso a Moscú, donde Putin les dio la bienvenida en su idioma. “Buenas noches”, les dijo el mandatario, según el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.
Los detalles del canje revelan una compleja red de negociaciones que involucró a varios países occidentales, como Polonia y Eslovenia, arrestados algunos de los liberados. Fuentes de inteligencia europeas indican que Rusia ha incrementado sus detenciones de ciudadanos occidentales para facilitar futuros intercambios.
Desde hace años, Rusia ha adoptado una política de toma de rehenes para intercambiarlos por sus propios ciudadanos encarcelados en el extranjero. El espionaje y las operaciones de guerra híbrida considerados parte integral de su doctrina de defensa. Putin, exespía del KGB y jefe del FSB, ha elogiado a quienes sirven como agentes, especialmente en Occidente. Además, anunció que los canjeados serán condecorados.
Este intercambio ocurre en un momento crítico, ya que el Kremlin busca reconstruir su red de espías en el extranjero tras las expulsiones sufridas tras la invasión a gran escala de Ucrania en 2022.
Coordinación de Estados Unidos y la clave de Alemania
Estados Unidos ha estado coordinando las negociaciones para recuperar a Gershkovich y a otros ciudadanos detenidos, como la periodista Alsu Kurmasheva y el exmarine Paul Whelan. Alemania, bajo el liderazgo del canciller Olaf Scholz, ha desempeñado un papel crucial en el acuerdo, particularmente en la recuperación de Krasikov, cuya liberación era una prioridad para el Kremlin.
En noviembre del año pasado, poco después de la detención de Kurmasheva, Washington ofreció a Moscú varios nombres para un posible intercambio. Sin embargo, el Kremlin buscaba más, especialmente a Krasikov. Mientras tanto, el equipo del opositor ruso encarcelado Alexéi Navalni también buscaba incluir a su líder en el intercambio.
El proceso de negociación complicado. “Por ti lo haré”, le dijo Scholz a Biden al comprometerse a facilitar el canje. Este acuerdo también tenía implicaciones para la liberación de Navalni, arrestado tras regresar a Rusia desde Alemania.
Trágicamente, Navalni murió en circunstancias misteriosas en el penal donde estaba encarcelado, lo que llevó a una pausa en las negociaciones. Con el tiempo, se incluyeron otros disidentes y activistas rusos, como Yashin y Kara-Murza, quienes preferían luchar desde dentro de Rusia.
Al final, el grupo de prisioneros llegó a Alemania, y Kara-Murza, condenado a 25 años de prisión por traición, expresó su alivio tras liberarse, agradeciendo a su familia y a Biden.
A pesar de la liberación de estos prisioneros, el Kremlin continúa manteniendo a ciudadanos occidentales encarcelados y a cientos de prisioneros políticos rusos. “No ha abandonado su política de rehenes, pero ahora le interesa mostrar cierta apertura”, señala una fuente europea.
El segundo mensaje implícito de Moscú es que hay espacio para la negociación, lo cual es crucial en el contexto de la guerra en Ucrania. Este enfoque busca sembrar dudas en Occidente sobre la efectividad del apoyo a Ucrania, un objetivo que podría considerarse una victoria para el Kremlin.
Sin embargo, el canje no implica que Rusia y Occidente estén listos para llegar a acuerdos más amplios. La forma en que se desarrolló este intercambio revela las dinámicas internas del Kremlin y la incertidumbre sobre el futuro en las relaciones internacionales, especialmente con la proximidad de las elecciones en Estados Unidos.
0 comentarios