• Gisèle Pelicot: La lucha de una mujer contra la violencia sexual.
• Decidió exponer públicamente su dolor durante el juicio que comenzó el 2 de septiembre.
• A pesar del dolor y la devastación, Gisèle decidió seguir luchando.

A los 72 años, Gisèle Pelicot se ha convertido en un símbolo mundial de resistencia y lucha feminista tras denunciar las 200 violaciones por sumisión química que sufrió a lo largo de una década. Un sufrimiento impensable que la llevó a considerar el suicidio, pero que, en su lugar, la impulsó a alzar la voz para cambiar el rumbo de su vida y la de otras víctimas.

Gisèle decidió exponer públicamente su dolor durante el juicio que comenzó el 2 de septiembre en el Tribunal de Aviñón (sureste de Francia). Allí, enfrentó la vergüenza y la tragedia con una valentía incansable, al denunciar a su exmarido, Dominique Pelicot, quien, además de violador confeso, orquestó el plan que permitió que más de 50 hombres abusaran de ella.

“Para que la vergüenza cambie de bando”, afirmó Gisèle durante el juicio, demostrando un coraje que ha tocado a miles. Desde que rompió su silencio, ha recibido un aluvión de apoyo de la sociedad francesa y de todo el mundo: aplausos durante cada día de juicio, manifestaciones en su favor, y carteles de solidaridad por las calles de Aviñón. En sus primeras declaraciones al público, expresó: «Gracias a todos vosotros tengo fuerzas para llevar esta lucha hasta el final. No estáis solos».

A pesar de la fuerza que ha demostrado, Gisèle ha reconocido el profundo impacto emocional de revivir el dolor. Frente a las imágenes y videos que documentaban las violaciones que sufrió, se mostró desafiante pero también vulnerable: «Soy una mujer completamente destruida y no sé cómo me voy a levantar», confesó ante la corte.

Una Vida Rota por la Violencia

La historia de Gisèle Pelicot es una de contrastes. Nacida en una familia feliz y con un futuro prometedor, logró una carrera exitosa en la empresa pública eléctrica francesa EDF. En 1973, a los 20 años, se casó con Dominique, con quien vivió una unión que, en apariencia, era sólida y llena de amor. Pero todo cambió en 2011, cuando su exmarido comenzó a perpetrar sus abusos, suministrándole dosis letales de ansiolíticos que la dejaron en un estado de intoxicación crónica, junto con múltiples enfermedades de transmisión sexual.

La mujer, que vivió estos años de horror sin que médicos ni familiares comprendieran su situación, comenzó a sufrir pérdidas de memoria y problemas graves de salud, que confundieron incluso a sus propios hijos, quienes temían que padeciera Alzheimer. Sin embargo, no fue hasta la detención de su esposo en 2020 que se reveló la magnitud de los abusos.

Una Muestra de Fuerza y Solidaridad para el Futuro

A pesar del dolor y la devastación, Gisèle decidió seguir luchando, no solo por ella misma, sino por sus hijos, sus nietos, y por todas las víctimas de violencia sexual que, como ella, se sienten invisibles y silenciadas. Durante el juicio, defendió con firmeza el mantener su apellido de casada, declarando: «Tengo nietos que se apellidan Pelicot y no quiero que sientan vergüenza por su apellido, sino orgullo de su abuela».

Su valentía ha dejado una huella profunda en la sociedad, y su historia ha trascendido como un faro de esperanza para todas aquellas personas que viven en el silencio y el miedo del abuso.