- Elon Musk deja Washington: renuncia a su cargo.
- jefe del polémico Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE).
- El empresario admite que la política “le quitó más de lo que ganó”.
Washington, D.C. — Elon Musk, el hombre más rico del mundo, anunció este miércoles su retiro definitivo del cargo que ocupaba en la administración del presidente Donald Trump. En un mensaje publicado en su cuenta de X (antes Twitter), el empresario comunicó el fin de su mandato como jefe del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), una oficina creada por Trump para reducir el gasto público federal.
“La misión del @DOGE se fortalecerá con el tiempo a medida que se convierta en una forma de vida en todo el gobierno”, escribió Musk en su publicación, agradeciendo al presidente Trump la oportunidad.
La salida del CEO de Tesla y SpaceX ocurre apenas un día después de que se difundiera un adelanto de su entrevista con la CBS, donde expresó su decepción con la política fiscal republicana, que prevé un gasto público millonario pese a las promesas de austeridad.
Críticas a la “gran y hermosa ley” fiscal
Musk cuestionó duramente la nueva ley fiscal promovida por Trump y los republicanos en el Congreso. En tono irónico, aseguró que dicha legislación, llamada por Trump la “gran y hermosa ley”, “puede ser grande o hermosa, pero dudo que pueda ser ambas cosas a la vez”.
La ley, de más de mil páginas, contempla fuertes recortes fiscales sin compensaciones claras y podría aumentar la deuda pública en más de tres billones de dólares en la próxima década, lo que va en contra del espíritu del DOGE, creado para combatir el “desperdicio, fraude y abuso”.
Una misión polémica y conflictiva
Elon Musk llegó a Washington tras apoyar con más de 260 millones de dólares la campaña de Trump, poco después del atentado fallido que casi le cuesta la vida al entonces candidato. Fue nombrado “empleado gubernamental especial”, una figura temporal con límites legales, bajo el decreto que creó el DOGE, cuyo final está previsto para el 4 de julio de 2026.
Durante su gestión, Musk lideró una cruzada contra el gasto federal, despidiendo a decenas de miles de funcionarios y auditando más de 100 agencias. Aunque aseguró que podría ahorrar hasta dos billones de dólares, las auditorías solo identificaron 175 mil millones en posibles recortes. Además, varios tribunales federales frenaron sus acciones por considerarlas excesivas.
Daños colaterales a sus negocios
El papel de Musk en Washington no estuvo exento de controversia. Fue criticado por posibles conflictos de interés, al intervenir en un gobierno con el que mantiene contratos millonarios a través de sus empresas. También se convirtió en símbolo de las medidas más agresivas del trumpismo, y Tesla fue blanco de represalias: ataques a concesionarios, estaciones de carga y autos de la compañía fueron reportados tras los recortes del DOGE.
En abril, ante un desplome del 71% en las ganancias de Tesla en el primer trimestre, Musk ya había insinuado su retiro parcial. “Se hace muy cuesta arriba lograr cosas en Washington”, dijo en otra entrevista.
De “primer amigo” a voz crítica
La relación entre Musk y Trump, otrora cercana, se ha deteriorado. El empresario, que incluso fue llamado “primer amigo” del presidente, ya no tiene el mismo peso en el Capitolio. Su salida se oficializó este miércoles, y fuentes de la Casa Blanca aseguran que, aunque la relación sigue siendo cordial, la sintonía inicial ha desaparecido.
Lejos queda aquel Musk que alzó el brazo al estilo nazi durante la toma de posesión de Trump. Ahora, con el DOGE en crisis, su renuncia marca el fin de una de las aventuras políticas más insólitas de la historia reciente de EE. UU.
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