- Alligator Alcatraz: Trump inaugura centro de detención.
- Celebra su apertura pese a protestas por impacto ambiental y denuncias de trato inhumano a inmigrantes.
La cárcel, construida en menos de dos semanas, se ubica en una zona ecológica protegida; activistas la califican como un “campo de concentración” y grupos ambientales preparan demandas
Florida. — En medio de una creciente tensión política y ambiental, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, inauguró este martes el nuevo centro de detención para inmigrantes “Alligator Alcatraz”, ubicado en pleno corazón de los Everglades, en el sur de Florida. La instalación fue construida en un tiempo récord —menos de dos semanas— y ha provocado protestas ciudadanas, demandas ambientales y una ola de indignación entre activistas y comunidades latinas.
La cárcel, levantada en el viejo aeropuerto Dade-Colier, tendrá capacidad para 5,000 personas, con un costo de 245 dólares por cama al día, que será cubierto inicialmente por el estado de Florida con solicitudes de reembolso al Departamento de Seguridad Nacional (DHS) y FEMA.
El nombre del centro, Alligator Alcatraz, parece un guiño directo al estilo del presidente, quien incluso bromeó antes de su visita: “Les vamos a enseñar cómo huir de un caimán si se escapan”, dijo, mientras hacía con la mano un movimiento en zigzag.
Durante el acto inaugural, Trump aplaudió al gobernador Ron DeSantis por lo que calificó como un “trabajo hermoso” y pidió que otros estados “den un paso al frente” y repliquen el modelo de Florida para combatir lo que denomina la “crisis migratoria”.
Protestas y señalamientos por violación ambiental
Desde su anuncio, el proyecto ha sido fuertemente cuestionado por ambientalistas, residentes y defensores de derechos humanos. La alcaldesa demócrata de Miami-Dade, Daniella Levine-Cava, se opuso desde el principio al uso del viejo aeropuerto como centro de detención, acusando al gobierno estatal de ignorar leyes de protección ambiental y de omitir los debidos procesos legales y comunitarios.
Organizaciones ecologistas denunciaron que la cárcel está asentada en una zona protegida y que dañará severamente el frágil ecosistema de los Everglades, que ha requerido miles de millones de dólares en restauración por parte del gobierno federal. Incluso advirtieron que podría alterar la vida silvestre y poner en riesgo especies vulnerables, como el manatí y el pantera de Florida.
Además, líderes de las tribus Miccosukee y Seminole han expresado preocupación por la instalación de esta cárcel cerca de sus territorios ancestrales, una región sagrada y vital para su cultura y subsistencia.
«Un campo de concentración moderno»
Las críticas más duras han llegado desde los grupos de derechos humanos. Activistas en el lugar la describieron como “un campo de concentración moderno”. Algunos sostenían pancartas con mensajes como “Jesús era inmigrante” y “No a la gestapo del pantano”, mientras coreaban con megáfonos “Alligator Alcatraz: decimos NO”.
Un joven manifestante de origen cubano dijo que temía represalias contra su familia. “Nací en Miami, pero mis padres son inmigrantes. Lo que está pasando aquí es inhumano”, declaró, ocultando su rostro.
A pesar de las protestas, también hubo apoyo visible al presidente Trump. Un pequeño grupo de simpatizantes se congregó con banderas, pancartas y camisetas que decían “Trump ganó”. Entre ellos, Shaunce O’Connor, quien llegó en una scooter eléctrica desde Westchester. Aunque dijo preocuparse por el medioambiente, aseguró que su apoyo al presidente es “del 100%”.
El trasfondo: una ofensiva nacional contra los migrantes
El centro Alligator Alcatraz es parte de una estrategia más amplia que busca reforzar las medidas contra la migración indocumentada. Coincide con la reciente aprobación de una reforma fiscal bautizada por Trump como “la ley grande y hermosa”, que asigna más recursos a su agenda antiinmigrante, incluyendo detenciones masivas y deportaciones aceleradas.
Además, el acuerdo 287(g) firmado por ciudades como Miami, que permite a policías locales colaborar con agentes federales de inmigración, ha generado divisiones incluso dentro de las familias latinas. La comunidad hispana se encuentra entre el miedo, el silencio y el desencanto político.
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