- Terapias de conversión en México con penas de dos a seis años de prisión para quienes los realicen o financien.
- La aceptación y el respeto hacia todas las identidades de género y orientaciones sexuales.
- Senado aún debe ratificar, representa un avance crucial para proteger los derechos de la comunidad LGTBIQ+ en el país.
En un mundo donde la moralidad ha sido históricamente influenciada por el catolicismo, muchas personas han enfrentado una constante lucha entre su identidad y las normas religiosas que rigen sus vidas.
Este conflicto se ve reflejado en la experiencia de Érica Salinas Castillo, una mujer de 41 años oriunda de La Paz, Baja California Sur, cuya historia revela los desafíos enfrentados por aquellos que se identifican como parte de la comunidad LGTBIQ+ en un entorno religioso.
Érica compartió con El País su experiencia, donde relató cómo, al sentirse diferente a una edad temprana, decidió alejarse de su familia en busca de sanación en Hermosillo, Sonora.
Sin embargo, en lugar de encontrar consuelo, se encontró atrapada en un ciclo de terapias coercitivas y esfuerzos para corregir su orientación sexual, conocidos como Ecosig, que la Iglesia Católica imponía como una manera de ‘curar’ su homosexualidad.
«Cuando voy y le confieso al padre que estaba enamorada de una mujer, comienza a decirme que eso era pecado», relata Érica. «Ahí es cuando empieza con estas penitencias que van en aumento. Primero, cierto número de rezos, después el viacrucis, luego subidas al cerrito de la Virgen. Llegó un momento en el que hizo que me amarrara un lazo en el abdomen, y cada que tuviera un pensamiento pecaminoso, tenía que halar ese lazo».
Este testimonio refleja una realidad frecuente. De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en México, el 32,1% de las personas que se identifican como LGTBIQ+ sufrieron discriminación en 2022. Además, según un informe de la organización Letra S, 87 personas perdieron la vida ese mismo año debido a su orientación sexual o identidad de género.
A pesar del sufrimiento y la coerción que enfrentó, Érica encontró fuerzas para rebelarse contra estas prácticas abusivas. Su experiencia la llevó a dirigir un cortometraje titulado «Para: Sarah», donde narra su historia de manera ficticia para concientizar sobre las torturas que muchas personas LGTBIQ+ enfrentan.
A través de su activismo, Érica busca no solo sanar las heridas de su pasado, sino también brindar apoyo a otras víctimas y luchar por un cambio significativo en la sociedad.
Terapias de conversión en México
En un paso hacia la justicia, el pasado 22 de marzo, la Cámara de Diputados de México aprobó un dictamen para tipificar los Ecosig como delito, con penas de dos a seis años de prisión para quienes los realicen o financien.
Esta medida, que el Senado aún debe ratificar, representa un avance crucial para proteger los derechos de la comunidad LGTBIQ+ en el país.
Sin embargo, el camino hacia la verdadera igualdad y justicia está lejos de terminar. A pesar de los avances legislativos, aún persisten desafíos como la impunidad, la falta de protocolos adaptados a la comunidad LGTBIQ+ y la necesidad de políticas públicas efectivas para prevenir estos crímenes y garantizar la seguridad de las víctimas.
En medio de este contexto, la historia de Érica Salinas Castillo destaca no solo la resistencia y la lucha por la libertad individual, sino también la necesidad urgente de un cambio cultural y religioso que promueva la aceptación y el respeto hacia todas las identidades de género y orientaciones sexuales.
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