En la mañana de este miércoles, dos microsismos de magnitud 2,8 y 1,8 estremecieron la Ciudad de México a las 6:42 y 6:43 respectivamente. Según el reporte del Sismológico Nacional, los epicentros se localizaron a 3 kilómetros al norte de la alcaldía Magdalena Contreras, apenas a 1 kilómetro de profundidad.
Desde diciembre, los movimientos telúricos provenientes de la falla Plateros-Mixcoac han generado una serie de sismos de baja intensidad, muchos de los cuales pasan desapercibidos para los sistemas de alerta. Hasta el momento, el jefe de Gobierno de la capital, Martí Batres, ha asegurado que no se han reportado daños.
Estos microsismos, que han afectado áreas como Álvaro Obregón y Benito Juárez, se caracterizan por ser breves e intensos, una particularidad común en temblores cercanos a la superficie. A pesar de su energía, la Secretaría de Gestión Integral de Riesgos de la capital ha declarado que no se han registrado afectaciones materiales hasta media hora después de los eventos.
La zona crítica donde se producen estos microsismos se encuentra al oeste de Ciudad de México, siendo la falla sísmica Plateros-Mixcoac, en la alcaldía Benito Juárez, el epicentro de estos eventos según investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México.
La recarga del acuífero, la acumulación de tensión regional y el hundimiento del Valle de México se señalan como factores que podrían haber reactivado esta falla geológica.
Aunque la magnitud de los sismos suele ser baja, como lo demuestra el máximo de 3,2 registrado el pasado 14 de diciembre, los daños en estructuras de la colonia Mixcoac indican el impacto de estos movimientos.
La cercanía del epicentro y la poca profundidad del hipocentro resultan en una rápida descarga de energía, lo que dificulta su predicción y alerta. El Sistema de Alerta Sísmica Mexicano (SASMEX) solo activa avisos en la capital cuando los temblores superan los 170 kilómetros y tienen una magnitud de 5 o mayor.
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