• La amenaza del crimen organizado a empresarios en México.
• El contexto en Tamaulipas es particularmente alarmante.
• El panorama se agrava con el crecimiento de monopolios criminales que se infiltran en la economía.

Los empresarios en México se encuentran cada vez más vulnerables ante el creciente embate del crimen organizado, que ha diversificado sus operaciones de extorsión y violencia, afectando a toda la cadena productiva. Desde el sector agrario hasta la distribución y venta de productos, la amenaza se ha vuelto omnipresente. Aquellos que se atrevan a alzar la voz y denunciar corren el riesgo de pagar con su vida.

El reciente asesinato de Julio César Almanza Armas, presidente de la Cámara de Comercio de Tamaulipas y Matamoros, es un trágico recordatorio de esta realidad. Fue abatido a balazos el martes por la tarde cuando se encontraba en su vehículo, justo después de haber expresado en medios de comunicación que los empresarios son «rehenes de las bandas delincuenciales» y que el cobro de piso se ha convertido en un «deporte nacional». Sus palabras resuenan como un lamento en la comunidad empresarial, reflejando la desesperación ante un entorno cada vez más hostil.

El caso de Minerva Pérez Castro, dirigente de la Cámara Pesquera de Baja California, ilustra otro aspecto del problema. Horas después de pedir mayor seguridad en su Estado contra la pesca ilegal y las extorsiones, fue asesinada. Ambos incidentes evidencian la creciente inseguridad que enfrentan los líderes empresariales en un entorno marcado por la impunidad y la violencia.

El contexto en Tamaulipas es particularmente alarmante. La reciente decisión de cerrar todos los OXXO en Nuevo Laredo, tras el aumento de la violencia, subraya la gravedad de la situación. El cierre de 191 tiendas y siete estaciones de gasolina se produjo ante la falta de condiciones de seguridad adecuadas para operar. Almanza Armas había estado advirtiendo sobre estos problemas, y su muerte se produjo pocas horas después de una conversación con Octavio de la Torre, presidente nacional de la Confederación de Cámaras de Comercio, Servicios y Turismo (Concanaco).

Tamaulipas, un Estado con múltiples fronteras, se ha convertido en un punto clave para el tráfico y la extorsión, convirtiéndose en un atractivo para el crimen organizado. «El Cartel del Noreste tiene células fuera de control», advierte Raúl Benítez Manaut, investigador de la UNAM. «Los empresarios no tienen otra opción que colaborar».

El panorama se agrava con el crecimiento de monopolios criminales que se infiltran en la economía, afectando no solo a los negocios, sino también a la producción agrícola y otros sectores. «Obligan a los comerciantes a proveerse de sus productos al precio que ellos quieren», señala Darío Mercado, vicepresidente de la Concanaco.

El crimen organizado no se limita al narcotráfico; ahora se expande a sectores como la pesca y la construcción, controlando desde el contrabando de huachicol hasta los precios de materiales. La violencia ha permeado todos los niveles de la economía, dejando a los empresarios en una situación desesperante.

Ante esta realidad, las autoridades parecen quedarse en el ámbito de las condolencias, prometiendo justicia que rara vez se concreta. La denuncia se convierte en un acto de valentía, pero también en un riesgo mortal. «En el país del miedo, denunciar no es poca cosa», apunta De la Torre, mientras que las promesas de reformas legales para proteger a las víctimas parecen insuficientes ante la creciente violencia.

La Concanaco, con más de 108 años de historia y presente en 1,857 municipios, representa a pequeños negocios que sufren las consecuencias de la criminalidad. «Pedimos seguridad para la ciudadanía porque eso es elemental para el desarrollo de los pueblos», enfatiza De la Torre.

La reciente tendencia de nearshoring, que busca relocalizar empresas estadounidenses en México, podría verse afectada por la falta de seguridad. «No se garantizan territorios de fiabilidad económica para la inversión extranjera», advierte un informe de Lantia Intelligence.

Los municipios de Tamaulipas están en alerta, y las organizaciones criminales, como el Cartel del Noreste y el de Jalisco Nueva Generación, juegan un papel crucial en el control del territorio. La situación es compleja, y el crimen se adapta constantemente, afectando tanto a empresas como a la población en general.

Julio César Almanza Armas es un recordatorio de la necesidad urgente de un cambio en la seguridad en México. Mientras la comunidad empresarial se une en luto y busca justicia, la sombra del crimen organizado continúa acechando, amenazando el futuro económico del país.