- Genaro García Luna, el zar antidrogas que cayó en desgracia.
- Afirmó no haber cometido ninguno de los delitos por los que lo acusaron.
- Su caída marca el fin de una era, no solo para García Luna, sino para el combate al narcotráfico en México.
El exsecretario de Seguridad Pública de México, Genaro García Luna, enfrentó su destino el 17 de octubre en una corte de Nueva York, condenado a 38 años de prisión por su colaboración con el Cártel de Sinaloa. La sentencia marca un final contundente para quien fue una de las figuras más poderosas del gobierno mexicano durante el mandato de Felipe Calderón.
García Luna, escoltado por dos alguaciles, entró al tribunal vistiendo un traje oscuro, como solía hacerlo en sus días de gloria al frente de la guerra contra el narcotráfico. Su semblante, frío y controlado, intentaba ocultar lo inevitable: la caída de un hombre que dirigió una de las más ambiciosas luchas contra el crimen organizado, pero que terminó acusado de ser parte del mismo sistema que juró combatir.
La sala del tribunal estuvo en silencio mientras García Luna, de 56 años, ofrecía su primer y último testimonio público ante el juez Brian Cogan. Afirmó no haber cometido ninguno de los delitos por los que lo acusaron, insistiendo en que todo se debía a un complot orquestado por el Gobierno mexicano. A pesar de sus intentos de defender su legado y apelar a su historial familiar, las palabras del juez fueron lapidarias: “Usted es culpable, señor. Usted ayudó al cártel, protegió al cártel, usted era el cártel”.
El ocaso del superpolicía
Durante años, García Luna se construyó una imagen de infalibilidad, rodeado de premios y condecoraciones que lo catalogaban como un «héroe» en la lucha contra el narcotráfico. Sin embargo, la Fiscalía de Estados Unidos presentó pruebas contundentes que revelaron su participación activa en el tráfico de drogas y su colaboración con Joaquín «El Chapo» Guzmán. Las acusaciones de sobornos, amenazas contra otros reos y el intento de manipular su propio juicio solo agravaron su situación.
La sentencia no fue menos impactante para quienes aún defendían su figura. El juez Cogan, tras escuchar los argumentos de la defensa y la Fiscalía, decidió imponer una pena de 460 meses, permitiendo que García Luna recupere su libertad cuando tenga 89 años. Además, le impuso una multa de dos millones de dólares y dejó claro que jamás podrá volver a pisar territorio estadounidense.
El legado de García Luna y la traición a México
El juicio contra Genaro García Luna no solo es relevante por la magnitud de los delitos que se le imputan, sino por lo que representa para México. El exfuncionario, que alguna vez fue el rostro más visible de la estrategia de seguridad del país, terminó revelando una red de corrupción que operó al más alto nivel del gobierno. La sentencia es una advertencia para los funcionarios corruptos y un recordatorio de que la justicia, aunque tarde, llega.
Su caída marca el fin de una era, no solo para García Luna, sino para el combate al narcotráfico en México, dejando al descubierto las fallas y complicidades dentro del sistema que durante años presentado como el baluarte de la lucha contra los cárteles.
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