- El Pez y La Fresa, capos que persigue la Casa Blanca.
- ¿Sabías que su historia se conecta con Nazario Moreno, fundador de La Familia Michoacana?
- Aquí te contamos cómo los hermanos El Pez y El Fresa han heredado ese legado sangriento.
En letras barrocas, una inscripción en un lanzagranadas revelaba una amistad peculiar: “Recuerdo de su amigo Nazario Moreno FM 25-12-2005”. La fecha sugiere un regalo de Navidad, mientras que las iniciales “FM” apuntan a La Familia Michoacana, organización criminal nacida en el Pacífico Central de México. Nazario Moreno, alias El Chayo, fue su fundador, un líder sanguinario que mezclaba el evangelismo con un control brutal del narcotráfico.
Junto a la dedicatoria, el arma llevaba otro nombre: “Comandante Ubaldo Hurtado”. El lanzagranadas fue encontrado el 22 de noviembre de 2012 por autoridades del Estado de México, al registrar un vehículo donde viajaba Hurtado, según un documento interno de la Fiscalía estatal. Junto a esta arma, llevaba un rifle AR-15 y un cargador con 30 cartuchos. No se sabe si fue detenido o liberado, pero quedó constancia fotográfica.
Hoy, trece años después, ese lanzagranadas conecta a la antigua Familia Michoacana con La Nueva Familia Michoacana, organización que esta semana fue elevada por Estados Unidos a la élite criminal junto al Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). El Departamento de Justicia estadounidense anunció cargos contra Johnny y José Alfredo Hurtado Olascoaga, hijos de Ubaldo Hurtado, acusados de traficar heroína, metanfetamina, cocaína y fentanilo. Ofrecen recompensas de cinco y tres millones de dólares, respectivamente.
El legado de Nazario Moreno y la herencia criminal de los Hurtado
No está claro cómo se conocieron Nazario Moreno y Ubaldo Hurtado. Chayo, fallecido en 2014, fundó La Familia Michoacana en los primeros años del siglo XXI bajo una lógica de culto personal y evangelismo criminal. Sus enfrentamientos con Los Zetas desataron una violencia sin precedentes.
¿Se conocieron en esa época? ¿O era otro Ubaldo, tal vez un hijo con el mismo nombre? Lo cierto es que esa relación sembró la semilla de una herencia criminal que perdura. Aunque mantiene el nombre, La Nueva Familia Michoacana es hoy un grupo distinto, con base en Guerrero y el Estado de México, enfocado en el narcotráfico y en el control de decenas de municipios.
Johnny Hurtado, «El Pez», y José Alfredo, «El Fresa»: los nuevos capos
Johnny, alias El Pez, nacido en 1973 en Arcelia, Guerrero, es el líder del grupo. Discreto y aficionado a la caza de venados, se le relaciona con negocios familiares como restaurantes de mojarra frita. Mientras tanto, su hermano José Alfredo, «El Fresa», nueve años menor y con una actitud más ostentosa, ha ganado notoriedad por su cercanía con la música regional mexicana.
En noviembre de 2024, Los Tucanes de Tijuana y Luis R. Conríquez lanzaron un corrido titulado “Le apodan El Fresa”, dedicándolo al capo. La canción, que lo retrata como generoso, fiestero y rodeado de lujos, consolidó la imagen pública del criminal, a la par que EE.UU. lanzaba nuevas acusaciones en su contra.
De ranchos lujosos a masacres impunes
En marzo pasado, autoridades del Estado de México decomisaron 21 propiedades de los Hurtado: ranchos con cabezas de animales exóticos, lagos, albercas y suntuosas despensas. Expertos sitúan a La Nueva Familia Michoacana como el tercer grupo criminal más poderoso de México, con presencia en más de un tercio del país.
Pese a su alto perfil, El Fresa ha mantenido una actitud desafiante y mediática. En 2022, tras una masacre de 20 personas en San Miguel Totolapan, grabó un video desde uno de sus ranchos, asegurando que casi lo matan y responsabilizando a sus enemigos. Aunque el gobierno negó su versión y culpó a La Familia, resultó insólito ver a un capo hablar públicamente sobre un crimen de tal magnitud.
El corrido de Conríquez, programado para sonar en la feria de Tejupilco en abril de 2024, parecía que reuniría nuevamente al capo con sus músicos favoritos, pero el cantante anunció su retiro de los narcocorridos tras las crecientes presiones. Paradójicamente, ese giro pudo haberle ahorrado problemas al propio El Fresa.
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