- Culiacán bajo fuego: 20 ejecutados marcan un año de guerra.
- El conflicto entre Los Chapitos y “Mayito Flaco” deja miles de víctimas y desestabiliza la región.
- Culiacán amanece con terror.
Culiacán, Sinaloa.— A un año del inicio de la guerra interna entre las dos principales facciones del Cártel de Sinaloa, la violencia ha alcanzado un nuevo punto crítico. Este lunes, autoridades estatales confirmaron el hallazgo de 20 personas asesinadas, algunas decapitadas y colgadas en un puente, y otras abandonadas dentro de una camioneta en la carretera México 15, al norte de la capital sinaloense.
El espeluznante descubrimiento ocurrió luego de una noche tensa con bloqueos armados en Navolato, y representa uno de los hechos más violentos del año en el estado, en el marco de la lucha por el control del cártel entre el grupo de Los Chapitos, hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán, y la facción de Ismael “El Mayo” Zambada, liderada actualmente por su hijo, Ismael Zambada Sicairos, alias «Mayito Flaco».
Un mensaje brutal en el puente
Según el informe de la Fiscalía General del Estado de Sinaloa, en el puente se localizaron cuatro cuerpos decapitados, acompañados de una bolsa con cinco cabezas humanas. En las inmediaciones, dentro de una camioneta, se hallaron 15 cuerpos más y otro cuerpo decapitado, todos del sexo masculino y con heridas de arma de fuego.
El vehículo también contenía mensajes escritos sobre su chasis y en una lona, en los que se atribuye el ataque a la facción de “Mayito Flaco”. Los textos contenían críticas directas a Iván y Alfredo Guzmán Salazar, conocidos como Los Chapitos, evidenciando la pugna intestina que desangra al cártel y a la población.
Sinaloa en guerra: un año de muerte y terror
El conflicto entre ambas facciones comenzó en septiembre de 2024, tras el presunto secuestro de Ismael “El Mayo” Zambada por parte de Joaquín Guzmán López, otro de los hijos del Chapo, con el objetivo de entregarlo a las autoridades de Estados Unidos. Esa hipótesis es parte de una investigación abierta por la Fiscalía General de la República (FGR).
Desde entonces, la violencia se ha extendido por Sinaloa, Baja California y Sonora, afectando tanto a integrantes del crimen organizado como a la población civil. De acuerdo con cifras oficiales, más de 1,700 personas han desaparecido, mientras que 47 menores de edad, 28 mujeres y cerca de 40 policías han muerto en enfrentamientos armados.
Una crisis que trasciende la violencia
Además del daño humano, la guerra narca ha provocado una caída económica histórica en la región, afectando la inversión, el comercio y la movilidad social. El temor a nuevos ataques ha paralizado comunidades completas, y las autoridades reconocen que la capacidad de respuesta ha sido insuficiente para frenar la escalada.
Los recientes asesinatos, además, remiten a otros hechos similares, como el hallazgo de seis cuerpos en una camioneta blanca en el fraccionamiento Alturas del Sur en septiembre pasado, acompañados de una lona con el mensaje: “Bienvenidos a Culiacán”. Aquella vez, el mensaje parecía estar dirigido al expresidente Andrés Manuel López Obrador, quien tenía prevista una visita al estado acompañado de la ahora presidenta, Claudia Sheinbaum.
Una guerra sin final a la vista
A medida que la lucha interna se recrudece, la impunidad y el terror avanzan, arrasando con la estabilidad del norte del país. La estrategia de contención del Estado parece rebasada, y los crímenes masivos como el de este lunes confirman que la guerra por el control del Cártel de Sinaloa está lejos de terminar.
0 comentarios