- Crimen meticuloso y sin pistas: ejecución de Ximena y José.
- Las autoridades investigan un crimen altamente planeado sin pistas claras sobre los autores materiales ni intelectuales.
- ¿Fue un mensaje para la jefa de Gobierno?
Ciudad de México.- Esperaban en el tráfico, como cada mañana. A las 7:00 am, en plena calzada de Tlalpan, Ximena Guzmán aguardaba a su compañero de ruta, José Muñoz. Ambos eran parte del círculo de confianza de Clara Brugada, jefa de Gobierno de la Ciudad de México. Guzmán era su secretaria particular; Muñoz, asesor. A esa hora, la rutina fue interrumpida por la muerte.
Un sicario los acechaba. No era la primera vez. Durante días anteriores, él —o alguno de sus cómplices— ya había vigilado ese punto preciso de la alcaldía Benito Juárez. Esa mañana, tras ver subir a Muñoz al coche de Guzmán, el asesino desenfundó una pistola nueve milímetros y disparó doce veces. Cuatro tiros impactaron a Muñoz, ocho a Guzmán. Murieron al instante.
Un crimen quirúrgico, sin margen de error
Según la fiscal Bertha Alcalde Luján, las víctimas fallecieron por disparos en cráneo y tórax. El asesino huyó en motocicleta, que abandonó metros adelante. Desde ahí, inició una operación de escape perfectamente coordinada: otros tres cómplices lo recogieron en un auto azul, luego lo cambiaron por una camioneta gris. Así salieron de la ciudad por el oriente rumbo al Estado de México.
Los vehículos usados habían sido robados, con números de serie alterados. No se encontraron huellas dactilares gracias al uso de guantes. Tampoco registros previos del arma homicida. El crimen, como lo confirmó la fiscalía, fue un “ataque directo con alto grado de planeación”, realizado por asesinos profesionales.
Sin pistas firmes, solo preguntas
A 36 horas del asesinato, las autoridades aún no tienen sospechosos identificados. Las líneas de investigación están abiertas, sin descartar ninguna hipótesis: crimen político, feminicidio o incluso una represalia indirecta. Hasta ahora, no hay evidencia de que los agresores tuvieran acceso a la agenda de Brugada o que siguieran personalmente a las víctimas, más allá de vigilar el punto de encuentro.
El jefe de la policía capitalina, Pablo Vázquez, aseguró que el caso tiene prioridad nacional y que ya trabajan con fiscalías de entidades vecinas. También destacó que, en semanas recientes, la policía ha detenido a líderes de grupos criminales en la capital, lo que podría tener relación con el ataque.
¿Un mensaje entre líneas?
Aunque Guzmán y Muñoz no eran figuras mediáticas, su cercanía con Clara Brugada durante años —especialmente desde su paso por la alcaldía de Iztapalapa— ha disparado las alertas. El crimen podría representar un mensaje directo a la actual jefa de Gobierno. De ser así, ¿cuál es el trasfondo? ¿Qué fuerzas están dispuestas a romper el silencio a balazos?
El único avance concreto ha sido el rastreo de la ruta de huida mediante cámaras del C5. Los investigadores confían en que estos datos conduzcan pronto a los autores materiales… y eventualmente a los intelectuales.
Una ciudad sacudida
«Nos duele el alma», escribió Clara Brugada en redes sociales. No es para menos. El crimen ha dejado dos cadáveres en un coche a la orilla de una de las principales avenidas de la ciudad. En el asfalto, ocho casquillos. En el aire, la inquietud de una capital donde ni los funcionarios cercanos al poder están a salvo.
Mientras tanto, Vázquez envió un mensaje que intenta contener el temor:
“Ninguna forma de violencia doblegará a la Ciudad de México, ni a su gente, ni a sus instituciones.”

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