- Claudia Sheinbaum esquiva la reforma fiscal.
- En el ámbito energético, el gobierno anunció un nuevo régimen fiscal para Pemex.
- El coste político de una reforma a fondo es un factor determinante.
En apenas un mes, Claudia Sheinbaum ha descartado en tres ocasiones que su gobierno contemple una reforma fiscal. La más reciente fue esta semana, durante una conferencia matutina donde el Servicio de Administración Tributaria (SAT) presentó resultados. Con un aumento en la recaudación al cierre del año, la presidenta insistió: “Existe esta idea de que hay que hacer una reforma fiscal, pero todavía hay oportunidad de incrementar los ingresos”.
La reforma tributaria sigue siendo el «elefante en la habitación» que heredó de Andrés Manuel López Obrador. A pesar de ser los gobiernos con mayor legitimidad electoral desde la apertura democrática, tanto López Obrador como Sheinbaum han evitado activar esta palanca que organismos como el FMI y expertos académicos consideran clave para reducir desigualdades y fortalecer las finanzas públicas.
Con un panorama económico marcado por la desaceleración, el gobierno ha optado por medidas como una mayor austeridad en el gasto corriente y recortes significativos en infraestructura. Por el lado de los ingresos, se apuesta a combatir el fraude fiscal, simplificar trámites y digitalizar procesos aduanales. El SAT estima un incremento del 5% en la recaudación al cierre de este año y proyecta otro 3% para 2024, alcanzando 5.3 billones de pesos.
NUEVO RÉGIMEN FISCAL PARA PEMEX
En el ámbito energético, el gobierno anunció un nuevo régimen fiscal para Pemex, buscando simplificar sus pagos mediante un solo gravamen. La petrolera estatal, que en sus mejores tiempos fue una mina fiscal, arrastra ahora la mayor deuda entre sus pares, lo que ha llevado a un gasto público significativo para intentar reflotarla.
Aunque Sheinbaum se mostró partidaria de un impuesto global a grandes fortunas durante su reciente participación en el G20, su postura sobre una reforma fiscal integral sigue siendo conservadora. México recauda el equivalente al 14% del PIB, la cifra más baja de la OCDE y por debajo de la media latinoamericana (20%). Esta baja recaudación limita el gasto público en áreas clave como salud y educación.
El coste político de una reforma a fondo es un factor determinante. Durante el mandato de López Obrador, el entonces secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, insistió en la necesidad de subir impuestos para alcanzar los objetivos de la Cuarta Transformación, lo que derivó en su renuncia en 2019. A pesar de la mayoría legislativa de Morena y sus aliados, Sheinbaum parece dispuesta a evitar el debate al menos en los primeros años de su sexenio, posiblemente posponiéndolo hasta después de las elecciones intermedias de 2026.
Por ahora, la estrategia continuará enfocada en medidas administrativas para aumentar la recaudación, mientras el «elefante en la habitación» se hace más presente en medio de las presiones económicas.
0 comentarios