El invierno en México está llegando a su fin y con la primavera a la vuelta de la esquina, se anticipan temperaturas récord que podrían desencadenar un período inusualmente caluroso. La incertidumbre rodea si esta temporada será predominantemente seca, aunque las esperanzas se centran en La Niña, el fenómeno meteorológico que podría traer consigo lluvias para aliviar la sequía experimentada durante el verano, reemplazando así el efecto de El Niño.
El registro de altas temperaturas ya es evidente, incluso en pleno invierno. Según Víctor Torres, investigador del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la UNAM, en Ciudad de México se han alcanzado los 30 grados Celsius, acercándose al récord histórico. José Martín Cortés, meteorólogo, señala que en 2017 se registró una temperatura de 32,5°C en la capital, y el récord absoluto se mantiene en 33,9°C, establecido durante el fenómeno de El Niño en 1998.
El Servicio Meteorológico Nacional reporta que enero pasado fue el mes más cálido registrado hasta la fecha, superando las marcas anteriores por un margen significativo.
El fenómeno de El Niño y su impacto en el clima se han hecho sentir, como explica Martínez Güingla de la OMM. Sin embargo, la atención ahora se centra en La Niña, que podría cambiar el panorama con su influencia sobre las precipitaciones. Se espera que este fenómeno se desarrolle hacia finales de la primavera o durante el verano, potencialmente trayendo consigo un aumento en la actividad de lluvias y ciclones en el país.
Las olas de calor son una preocupación adicional. Se pronostica la llegada de varias entre marzo y junio, especialmente bajo la influencia de El Niño, lo que podría prolongar los períodos de altas temperaturas y sus impactos en sectores como la agricultura y la aviación.
El cambio climático antropogénico también se señala como un factor contribuyente al aumento generalizado de las temperaturas. El año 2023 fue catalogado como el más cálido registrado, lo que supera los límites establecidos en acuerdos internacionales como el de París.
En cuanto a la posibilidad de una primavera seca, los expertos aún no pueden hacer un pronóstico certero. Aunque se esperan algunas lluvias, especialmente en las regiones centro, oriente y noreste del país, no se puede garantizar que serán suficientes para abastecer los embalses. La llegada de La Niña podría ofrecer un respiro, pero hasta entonces, la incertidumbre sobre el clima persiste.
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