A medida que se aproxima el cónclave para definir el salario mínimo en México para 2024, los actores involucrados, como empresarios, trabajadores y el Gobierno federal, han comenzado a revelar sus posturas. La discusión, que busca un aumento sin precedentes, plantea desafíos considerables, con los trabajadores abogando por un aumento del 25%, el Gobierno aún por presentar su propuesta, y la iniciativa privada sugiriendo un alza más moderada del 12.8%.
Actualmente, el salario mínimo es de 312.41 pesos diarios en la frontera norte y 207 pesos por día en el resto del país. A pesar de los aumentos anteriores, esta cifra aún no cubre plenamente las necesidades alimentarias básicas para una familia promedio, según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
El presidente Andrés Manuel López Obrador ha destacado consistentemente su compromiso con aumentos significativos en el salario mínimo. Sin embargo, desde la perspectiva empresarial, existe preocupación por el impacto que un alza sustancial podría tener en la inflación y la informalidad laboral.
José Medina Mora, presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), propone un aumento de entre 4.6% y 6.6%, señalando que un alza mayor podría generar inflación y fomentar la informalidad. Además, destaca que las empresas ya han asumido costos significativos este año, incluyendo el aumento en los días de vacaciones y las contribuciones a las pensiones.
La solicitud de un aumento del 25% por parte del sector obrero ha desencadenado discusiones sobre la viabilidad y posibles consecuencias económicas. Algunos expertos, como Raymundo Tenorio del Tecnológico de Monterrey, sugieren que el Gobierno podría estar buscando consolidar su capital político de cara a las elecciones, mientras que otros consideran que estas alzas agresivas podrían afectar a las microempresas.
El investigador César Salazar de la UNAM destaca el interés del Gobierno por mejorar el poder adquisitivo del salario mínimo, pero también subraya que el impacto podría ser limitado debido a la estructura del mercado laboral en México, donde muchos trabajadores están en la informalidad o sus salarios se negocian basándose en el aumento generalizado de la inflación.
En este contexto, la discusión sobre el salario mínimo en México refleja tensiones entre las aspiraciones de mejorar las condiciones salariales y los desafíos económicos que enfrentan tanto los trabajadores como las empresas en un entorno cambiante.
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