- Mexicana de Aviación: un proyecto estatal en turbulencia.
- La aerolínea anunció la cancelación de ocho de sus 17 rutas.
- A los problemas operativos se suman conflictos legales.
A poco más de un año de su relanzamiento, la aerolínea estatal Mexicana de Aviación enfrenta un panorama complicado. Con apenas dos aviones en operación, una participación marginal en el mercado y pérdidas acumuladas, el proyecto insignia del sexenio pasado parece tambalearse.
Este fin de semana, la aerolínea anunció la cancelación de ocho de sus 17 rutas, dejando de volar a destinos como Acapulco, Campeche y Puerto Vallarta.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, declaró que esta medida responde a una «planeación estratégica» para 2025. “Mexicana va a seguir volando. Esta misma semana presentarán el plan maestro de la empresa”, afirmó la mandataria desde Palacio Nacional.
Sin embargo, detrás de esta reestructuración se encuentra la revisión del convenio de arrendamiento con la aerolínea regional Transportes Aéreos Regionales (TAR), clave para el funcionamiento de Mexicana.
Un despegue forzado y problemático
Desde su inicio, el proyecto de Mexicana, gestionado por las Fuerzas Armadas, nació con retos importantes. Impulsada por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, la aerolínea comenzó operaciones en diciembre de 2023 con cinco aviones: tres militares y dos arrendados a TAR. Aunque se prometió el transporte de tres millones de pasajeros anuales, la realidad ha sido mucho más modesta.
En su primer año, Mexicana apenas movilizó a 382,000 pasajeros, representando solo el 0.5% del mercado nacional. Su ocupación promedio ronda entre el 45% y el 47%, significativamente por debajo del 85% que registran las aerolíneas privadas. Además, mientras los gastos operativos superaron los 1,700 millones de pesos, los ingresos apenas alcanzaron 243 millones, siendo necesario el subsidio del gobierno federal para mantener a flote la operación.
El experto en derecho aéreo Rogelio Rodríguez apunta a las fallas estructurales del proyecto. “Desde su arranque, Mexicana no tenía aviones suficientes ni una infraestructura operativa sólida. Además, el acuerdo con TAR, un arrendamiento húmedo, ha resultado más beneficioso para la arrendataria que para el gobierno”, detalla.
Litigios y promesas incumplidas
A los problemas operativos se suman conflictos legales. En mayo de este año, la empresa estadounidense SAT Aero Holdings demandó a Mexicana en un tribunal federal de Nueva York por incumplimiento en un contrato de arrendamiento y contratación de tripulaciones, exigiendo una indemnización de 838 millones de dólares.
Pese a este panorama adverso, el gobierno mantiene su apuesta por la aerolínea. En 2024 se anunció la compra de 20 aviones a la brasileña Embraer, de los cuales cinco llegarán este año. Según el director de Mexicana, Leobardo Ávila, la meta es alcanzar un punto de equilibrio para 2030, transportando 5.5 millones de pasajeros anuales y ofreciendo tarifas entre un 18% y un 20% más bajas que sus competidores.
Un futuro incierto
Por ahora, Mexicana operará solo con los aviones cedidos por las Fuerzas Armadas, manteniendo rutas hacia destinos como Mérida, Guadalajara y San José del Cabo. Aunque el gobierno asegura que la aerolínea seguirá volando, su viabilidad depende de nuevos acuerdos de arrendamiento, la llegada de la flota prometida y la capacidad para revertir sus pérdidas.
El futuro de Mexicana de Aviación sigue envuelto en incertidumbre. Entre promesas de expansión y una operación financiera cuestionable, la emblemática aerolínea estatal enfrenta una carrera contrarreloj para demostrar que puede sostenerse en un mercado cada vez más competitivo.
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