Iris Fontbona, viuda del empresario Andrónico Luksic Abaroa, ha emergido como una figura clave en el manejo del imperio económico de la familia Luksic, consolidándose como la mujer más rica de América Latina. Nacida en Antofagasta, Chile, en 1942, su vida ha estado marcada por una conexión profunda con la industria minera, la misma que catapultó a su familia a la cima de las fortunas en la región.
Aunque ha mantenido un perfil bajo en términos de exposición mediática, Fontbona ha desempeñado un papel crucial en la dirección de las fundaciones creadas por su difunto esposo, Andrónico Luksic Abaroa, y que sirven como la base del control de la vasta riqueza de la familia.
Este control abarca no solo la gigante Antofagasta PLC, uno de los principales productores de cobre del mundo, sino también otras inversiones en distintos sectores, desde el financiero hasta el hotelero.
La discreción de Fontbona se ha extendido a su participación en los negocios familiares, donde, a diferencia de sus hijos, no ocupa cargos en los directorios de las empresas que cotizan en bolsa. Sin embargo, su influencia se percibe en la gestión de las fundaciones que supervisan la herencia económica de la familia. Estas fundaciones, que operan desde el principado de Liechtenstein, brindan una estructura que permite la continuidad y preservación del legado de los Luksic.
Uno de los momentos más públicos de Iris Fontbona ha sido su participación en eventos benéficos, especialmente en la Teletón, una obra solidaria que ayuda a niños y jóvenes con discapacidad motora.
En este contexto, ha realizado significativas donaciones, destacando no solo por la generosidad económica, sino también por la elegancia y sencillez con la que aborda estos compromisos públicos.
La Teletón ha sido una plataforma que permitió a Fontbona mostrar su compromiso con la responsabilidad social y su arraigo a Antofagasta, la ciudad minera donde creció. Su participación en este evento ha sido parte de una tradición familiar, evidenciando la importancia que la familia Luksic otorga a contribuir al bienestar de la comunidad y, al mismo tiempo, vincularse con sus raíces.
La vida de Iris Fontbona ha estado entrelazada con el desarrollo y la consolidación del imperio Luksic. Su historia refleja una conexión única entre la vida personal, la industria minera y la responsabilidad social de una de las familias más prominentes y discretas de América Latina. A medida que la matriarca dirige discretamente el destino de esta dinastía empresarial, su legado se mantiene en la intersección de la riqueza, el compromiso social y el liderazgo familiar.
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