- EU acusa a bancos mexicanos de lavar dinero para cárteles.
- El golpe del Tesoro sacude al sistema financiero.
- CNBV interviene y calificadoras recortan sus notas.
Estados Unidos ha lanzado un golpe sin precedentes al sistema financiero mexicano. El Departamento del Tesoro, bajo el gobierno de Donald Trump, ha señalado a CIBanco, Intercam y Vector Casa de Bolsa por presunto lavado de dinero vinculado al tráfico de fentanilo y opioides, acusaciones que han desatado un terremoto político y económico en ambos lados de la frontera.
Según el Tesoro, estas instituciones son «piezas clave y de larga data» en el blanqueo de millones de dólares para los cárteles de Sinaloa, Jalisco Nueva Generación y los Beltrán Leyva, además de facilitar pagos internacionales para la compra de precursores químicos en Asia. Las sanciones son las primeras bajo la nueva ley contra el fentanilo, impulsada por Trump.
La respuesta mexicana no se hizo esperar. La presidenta Claudia Sheinbaum acusó a Washington de actuar unilateralmente y sin compartir pruebas. “Solo se sustentan en dichos”, afirmó. A pesar de su postura, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) decretó la intervención temporal de las tres instituciones para proteger los intereses de clientes e inversionistas.
Mientras los bancos niegan vínculos con actividades ilícitas, la incertidumbre se ha disparado. Vector, propiedad del empresario Alfonso Romo, cerró su negocio de divisas, aunque asegura que sigue operando con normalidad. Por su parte, calificadoras como S&P, Fitch Ratings y HR Ratings han recortado las notas crediticias de los tres señalados, anticipando un impacto grave en su estabilidad y reputación.
EFECTOS
Los efectos ya se sienten en el sector: fideicomisos como Fibra Inn y Terrafina desvincularon a CIBanco como fiduciario. Aunque la Asociación de Bancos de México insiste en que no existe un riesgo sistémico, la realidad es que 22.000 millones de dólares en activos están bajo escrutinio, y más bancos ya revisan sus protocolos antilavado.
Según Rogelio Madrueño, investigador del Centro de Estudios Avanzados de Seguridad, el lavado de dinero representa hasta un 5% del PIB mexicano, una cifra alarmante. Para el experto, esta ofensiva debe leerse también en clave geopolítica: “Hay una presión directa hacia México dentro de la estrategia estadounidense contra China, en la que el combate al crimen organizado se usa como herramienta política”.
Esta escalada de Washington implica que ya no basta con decomisos de droga. Ahora, Estados Unidos busca desmantelar las redes financieras del narcotráfico, obligando a México a reforzar no solo la seguridad física, sino la vigilancia digital y bancaria. A medida que las investigaciones avanzan, la confianza en el sistema financiero pende de un hilo.
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