- Explorando el vínculo profundo entre humanos y mascotas.
- Este estudio también revela que una gran mayoría de personas sienten que hay una comunicación genuina.
- Más allá del cariño, las mascotas también actúan como un pilar de apoyo social.
La conexión emocional entre humanos y sus mascotas trasciende el mero afecto, convirtiéndose en una profunda amistad y un apoyo vital en la vida cotidiana. En un mundo donde la comunicación no verbal y la empatía juegan roles clave, las mascotas emergen como compañeros incondicionales y no críticos que enriquecen nuestras vidas de maneras únicas.
Según Félix Zaragoza, psicólogo y profesor de Etología en la Universidad Alfonso X El Sabio de Madrid, este lazo especial se debe a la capacidad de las mascotas de ofrecer amor incondicional sin las demandas y juicios que a menudo acompañan las relaciones humanas. Este sentimiento es respaldado por el II Estudio Científico del Vínculo entre Personas y Animales de Compañía, realizado por la Fundación Affinity, donde un significativo 76% de los encuestados afirmó que los animales deberían ser tratados con el mismo respeto que cualquier miembro de la familia.
Comunicación genuina
Este estudio también revela que una gran mayoría de personas sienten que hay una comunicación genuina entre ellos y sus mascotas, con un 70% de los participantes afirmando que existe un entendimiento mutuo. Además, un 31% incluso valora a sus mascotas por encima de sus amigos humanos, resaltando la profundidad del vínculo creado.
Jaume Fatjó, veterinario y uno de los responsables del estudio, explica que los humanos poseen una predisposición innata para empatizar con los animales, reconociendo en ellos sentimientos y capacidades cognitivas similares a las nuestras. Los perros, en particular, han desarrollado rasgos físicos que fomentan esta conexión, como el músculo ‘levator anguli oculis medialis’, que les permite expresar emociones de manera que captura nuestra atención y cuidado.
Más allá del cariño, las mascotas también actúan como un pilar de apoyo social, similar a la red de familiares o amigos que las personas consultan en tiempos difíciles. Según Fatjó, la presencia de una mascota puede amortiguar los efectos del estrés y promover comportamientos saludables, jugando un papel crucial en el bienestar emocional y físico de los individuos.
El etólogo Zaragoza también destaca cómo las mascotas pueden ayudar a moderar el estrés y mejorar las relaciones sociales. Al ser facilitadores de interacciones sociales, las mascotas pueden reducir las sensaciones de aislamiento y soledad, especialmente en entornos urbanos donde estas condiciones son prevalentes.
RESPETO Y EMPATÍA MUTUOS
Sin embargo, el establecimiento de un vínculo saludable requiere respeto y empatía mutuos. Helena-Bat, psicóloga especialista en etología y bienestar animal, enfatiza la importancia de crear un ambiente de convivencia armonioso con reglas claras y una comunicación efectiva. Entender las señales que los animales usan para comunicarse, como un perro lamiendo su nariz para indicar la necesidad de espacio, es fundamental para fomentar una relación sana y respetuosa.
La muerte de una mascota a menudo conlleva un proceso de duelo intenso, similar al experimentado con la pérdida de un ser humano querido. Zaragoza y Fatjó concuerdan en que normalizar estos sentimientos y buscar apoyo en otros que han experimentado pérdidas similares puede ser esencial para manejar el dolor.
En resumen, la relación entre humanos y mascotas es una dinámica compleja y profundamente enriquecedora que ofrece tanto desafíos como beneficios significativos. Entender y respetar estas conexiones no solo mejora la vida de las mascotas, sino que también enriquece la existencia humana, proporcionando un testimonio poderoso de la interdependencia emocional en nuestro mundo moderno.
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