- El dilema de la ‘demasiada bondad’
- Esta característica, denominada «demasiado bueno», afecta a personas que no saben decir ‘no’.
- La terapia, establecer límites y mantenerse firme en los propios objetivos son estrategias útiles.
En el universo de Volver al Futuro, el personaje de George McFly resuelve sus problemas propinando un puñetazo al abusón Biff Tannen. Aunque en la vida real no sea tan sencillo, la historia de George refleja un dilema común: ser tan bueno que resulta perjudicial. Esta característica, denominada «demasiado bueno», afecta a personas que tienen dificultades para decir «no» y priorizan las necesidades de los demás sobre las suyas propias, lo que genera problemas tanto en lo personal como en lo laboral.
El psicólogo Xavier Guix, autor del libro «El problema de ser demasiado bueno», destaca que muchas personas se sienten angustiadas por el temor a no ser lo suficientemente buenas, lo que las lleva a una autoevaluación constante y a una excesiva complacencia hacia los demás. Este patrón de comportamiento, especialmente común en mujeres debido a roles tradicionales de género, puede generar estrés, ansiedad y un sentimiento de estar quemado tanto física como mentalmente.
Las entrevistas realizadas revelan que las personas identificadas con este perfil a menudo sacrifican sus propias necesidades en favor de los demás, lo que puede derivar en agotamiento y desgaste emocional. La «mala bondad», como la describe Guix, implica una desconexión entre la imagen proyectada hacia afuera y los sentimientos internos, así como la represión de la ira y la pérdida del deseo propio.
¿Cómo dejar de ser «demasiado bueno» si es lo que uno desea?
La terapia, establecer límites y mantenerse firme en los propios objetivos son estrategias útiles para contrarrestar este patrón de comportamiento. Sin embargo, Guix enfatiza la importancia de reencontrarse con uno mismo, definir límites claros y cuestionar la importancia excesiva otorgada a las opiniones de los demás. Al hacer el bien a los demás, recalca, es fundamental comenzar por uno mismo, respetándose y evitando caer en la complacencia o la sumisión.
En última instancia, la historia de George McFly nos recuerda que encontrar el equilibrio entre la bondad hacia los demás y el cuidado personal es esencial para mantener la salud emocional y el bienestar general.
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