- Inauguración de París 2024: entre el caos y la esperanza.
- A pesar de las inclemencias climáticas, la ceremonia de inauguración se llevó a cabo con un toque de audacia y creatividad.
- El clímax de la ceremonia llegó con la elección de los relevistas finales, Céline Dion y un enmascarado.
Un día apocalíptico marcó la inauguración de los Juegos Olímpicos en París, con saboteadores organizados dejando sin TGV a media Francia y una lluvia persistente que empapaba la ciudad.
Los Campos Elíseos, tradicionalmente bulliciosos, lucían desiertos, salvo por la presencia incesante de cientos de policías que patrullaban la zona. Desde la Place de la Concorde hasta el Arco del Triunfo, la alfombra roja que conectaba el Trocadéro con la Torre Eiffel parecía reflejar la zozobra de un evento que prometía ser histórico.
A pesar de las inclemencias climáticas, la ceremonia de inauguración se llevó a cabo con un toque de audacia y creatividad. Tony Estanguet, presidente del comité organizador, expresó su orgullo al afirmar: “Estamos revolucionando los códigos de la ceremonia de inauguración”.
Con seis kilómetros de distancia al este, comenzaban a navegar las primeras de las 85 barcazas que transportarían a más de 8,000 atletas de 204 países en una travesía simbólica por la historia de Francia y del mundo. Un evento que representaba la vida, la libertad y las ideas que han progresado la humanidad.
LOS MUELLES DE PARÍS
Los muelles de París se convirtieron en un friso entre cientos de miles de espectadores. Lady Gaga, estrella del espectáculo, interpretó “Mon truc de plumes” mientras bailarines vestidos de rosa llenaban el ambiente de color. La emblemática figura de María Antonieta fue representada en una poderosa actuación musical que fusionaba el heavy metal con la tradición lírica, destacando el espíritu revolucionario que caracteriza a la ciudad.
Los ecos de la historia resonaron en cada rincón. La reconstrucción de Notre Dame, con sus andamios, se unió al ritmo de la ceremonia, mientras la llama del pasado iluminaba la ruta de Cuasimodo. La diversidad cultural se celebró a través de las voces de artistas como Aya Nakamura, que interpretó “For me, formidable” en el puente de las Artes, y el misterioso portador de la antorcha, quien se movió por las salas del Louvre, simbolizando la fraternidad.
PARIDAD
La ceremonia también hizo hincapié en la paridad, con un coro de 34 mujeres recordando a figuras históricas como Alice Milliat y Simone de Beauvoir. Este fue un momento decisivo, 128 años después de su refundación, donde los Juegos Olímpicos se celebraron de manera equitativa.
El clímax de la ceremonia llegó con la elección de los relevistas finales, Céline Dion y un enmascarado, quienes llevaron la antorcha con un mensaje de esperanza. Céline, regresando al escenario después de casi cuatro años de lucha contra una enfermedad rara, llenó el ambiente con su icónica voz, interpretando un himno al amor.
Los Juegos Olímpicos de París, en medio del caos, se convirtieron en un símbolo de resistencia y celebración. A pesar de las adversidades, la fiesta apenas comenzaba.
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