Un punto de coincidencia en las tres últimas elecciones de gobernador en Coahuila (2005, 2011, 2017), es que los tres candidatos del Partido Revolucionario Institucional, que resultaron electos, perdieron en Torreón. Humberto Moreira, Rubén Moreira e incluso el actual mandatario Miguel Riquelme, quien además es de Torreón y fue alcalde de esta ciudad.
Una constante que el pasado 4 de junio terminó con la elección de Manolo Jiménez, quien obtuvo 185 mil 313 votos, contra 72 mil 309 del segundo lugar.
Con dos aliados, PAN y PRD, que no le aportaron más que un 9 y 2 por ciento de la votación a la coalición, respectivamente, el candidato priísta hubiese ganado con el 47 por ciento de los votos que le consiguió su partido.
Y más allá del voto duro al que siempre apela el tricolor, lo cierto es que Jiménez logró convencer a un sector importante de la sociedad que se conoce en términos electorales como el voto de los indecisos.
Y en gran parte esto se debe a la aceptación que tiene el alcalde de Torreón Román Alberto Cepeda, entre los ciudadanos, que supera, según la encuestadora Mitofsky, el 60 por ciento, además del consenso que ha logrado con diferentes sectores de la sociedad civil.
Con una participación por arriba del 56 por ciento del padrón electoral, el triunfo de la coalición encabezada por el PRI, tuvo más notoriedad porque Torreón se ha convertido en un bastión de Morena.
Al término de la jornada electoral del pasado domingo, tanto el gobernador electo, como la propia estructura del tricolor, reconoció el trabajo del alcalde Román Alberto, como uno de los factores que permitieron la contundencia en el triunfo del PRI en las pasadas elecciones.
Después de tres elecciones el Partido Revolucionario Institucional recupera la confianza de los ciudadanos en Torreón, algo importante de cara a las elecciones de 2024, a las que llegará de la mano de un gobernador recién electo y una alcalde bien posicionado.
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