- Cristal acecha a comunidades rurales de Coahuila.
- Esta problemática ha sido destacada por Alejandro Cepeda Valdés, director general del DIF Coahuila.
- El uso de esta droga, que es fácil de conseguir, ha generado una distorsión en la percepción de la realidad para muchos jóvenes.
La situación en los ejidos de Coahuila es cada vez más alarmante, con un incremento del 10% en el consumo de metanfetaminas, comúnmente conocidas como “cristal”. Esta problemática ha sido destacada por Alejandro Cepeda Valdés, director general del DIF Coahuila, quien señaló que las adicciones están en aumento, especialmente en las comunidades rurales.
La realidad de muchos ejidatarios ha cambiado drásticamente. Años atrás, los hombres abandonaban sus hogares en busca de mejores oportunidades laborales, dejando a las mujeres al mando de las tierras. “Los hombres se fueron. Abandonaron el rancho para buscar mejores oportunidades de vida. La tierra seca conoció las manos de las mujeres que se quedaron y, a punta de esfuerzo y cansancio, la hicieron florecer”, comparte Valeria Cámun, autora de esta inquietante crónica.
Sin embargo, la llegada de fábricas y empleos no ha resuelto el problema. Aunque muchos hombres regresaron tras trabajar en las industrias, lo hicieron marcados por el consumo de sustancias. “La conoció en la fábrica, dizque para poder aguantar los turnos, pero ahora se la pasa encerrado nomás con el foco prendido; y ahora, ya sin sueldo, sin trabajo, nomás mantenerlo y gastar en curarle su locura”, cuenta Leonor, madre de un joven adicto al cristal.
Triste fácil acceso
El uso de esta droga, que es fácil de conseguir, ha generado una distorsión en la percepción de la realidad para muchos jóvenes. Según estudios, un gramo de metanfetamina puede costar alrededor de 200 pesos, y su accesibilidad ha crecido con la ayuda de las redes sociales, donde se puede adquirir con solo un clic. Aunque en los ejidos los servicios de salud son escasos, el acceso a internet es común.
Este fenómeno se ve agravado por la precariedad económica y la falta de oportunidades educativas. Beatriz, una madre de La Providencia, ha visto cómo sus hijos, después de conseguir trabajo en la industria automotriz, han caído en el consumo de drogas. “Entre los mismos compañeros se la pasan… ya están en la casa, nomás haciendo infiernos”, lamenta.
El cristal, una droga sintética compuesta por sustancias tóxicas, tiene efectos devastadores que afectan no solo la salud de quienes la consumen, sino también su entorno familiar. Los efectos psicoactivos alteran el estado de ánimo, inhiben el hambre y pueden llevar a cuadros de ansiedad y alucinaciones. Esta situación ha contribuido al aumento de suicidios en la región, lo que preocupa a las autoridades. Cepeda Valdés menciona que, aunque no hay evidencia contundente, es común ver que los problemas de drogadicción están relacionados con la depresión y el suicidio.
Investigación en marcha
En respuesta a esta crisis, la Universidad Autónoma de Coahuila ha comenzado a realizar estudios en las zonas ejidales para evaluar las necesidades de las mujeres en estas comunidades. Alumnos de diversas carreras están implementando talleres de prevención y bienestar. “Las mujeres son las que están sacando adelante al pueblo… ya no tardan ellas en tronar y sumarse a las estadísticas de consumo”, advierte Edna González, estudiante de Psicología.
Aunque los esfuerzos por combatir esta situación son significativos, muchas familias continúan atrapadas en el ciclo de la adicción. Beatriz, que ha probado todo lo posible para ayudar a sus hijos, reconoce la dificultad de salir de esta espiral. “Sí, vienen y traen pláticas y reparten folletos… pero esa cosa no se cura tan fácil”, concluye con desesperación.
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