- Guerra interna del Cártel de Sinaloa desata terror en el norte.
- El fin de semana pasado, Ciudad Obregón fue escenario de fuertes balaceras que estremecieron a la población.
- La Fiscalía General de la República ha realizado operativos en varias zonas.
La disputa interna entre las facciones del Cártel de Sinaloa ha encendido la violencia en diversos estados de la frontera norte del país, extendiendo el temor entre la población de Sonora, Baja California, Chihuahua y Durango. La pugna, protagonizada por los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán, conocidos como Los Chapitos, y la facción de Ismael “El Mayo” Zambada, ha desatado una serie de enfrentamientos que amenazan con desbordar las calles de estas regiones.
La captura de Joaquín Guzmán López en julio, presuntamente orquestada por El Mayo Zambada, marcó el inicio de una nueva escalada de violencia. Más de 60 personas han sido asesinadas en esta guerra interna, según reportes oficiales.
«Se ve menos gente en las calles y los negocios cierran temprano», comenta Eduardo López, periodista de Ciudad Obregón, una de las ciudades más golpeadas por la violencia en Sonora.
El fin de semana pasado, Ciudad Obregón fue escenario de fuertes balaceras que estremecieron a la población.
«No se sabe si fueron enfrentamientos entre grupos rivales o un mensaje de que lo peor está por venir», señala el periodista Juan Carlos Zúñiga. Las ráfagas de disparos resonaron en las colonias Misión Sol, Cajeme y Prados del Tepeyac, donde los residentes se vieron obligados a refugiarse para evitar el fuego cruzado.
El impacto en la vida cotidiana
Los enfrentamientos, que se han recrudecido desde la captura de Joaquín Guzmán López, también han afectado gravemente a la población civil. El sábado pasado, el abogado Juan Carlos Sánchez Palacios fue asesinado por error durante un operativo militar en Culiacán, Sinaloa. Su muerte ha generado indignación entre sus familiares, quienes exigen una disculpa pública. Sánchez era un conocido empresario y padre de familia, muy querido en la región.
Además, el miedo ha paralizado el comercio local. En Culiacán, los negocios han cerrado, se han perdido empleos y los niños han dejado de asistir a clases, a pesar de los intentos del gobierno por garantizar la seguridad.
“No es normal lo que está pasando. Hay balaceras día y noche, la economía se ha desplomado, muchos han perdido sus trabajos y la violencia está fuera de control”, asegura una amiga cercana de Sánchez, quien prefirió mantener el anonimato.
Expansión de la violencia
La situación en Culiacán es solo un reflejo del aumento de la violencia en otros municipios cercanos. El fiscal de Chihuahua, César Jáuregui, alertó sobre un posible «efecto cucaracha», en el que otros grupos delictivos podrían aprovechar la guerra entre Los Chapitos y La Mayiza para ganar territorio. Aunque las autoridades han intentado minimizar la conexión entre los eventos violentos, la cifra de homicidios diarios en el país ha vuelto a rondar los 100, evocando los días más oscuros de la guerra contra el narcotráfico.
En medio de este panorama, la vida de los residentes se ha transformado. “Antes sabías que tenías hasta las cinco de la tarde para hacer tu vida, como un toque de queda autoimpuesto, pero ahora hay balaceras a cualquier hora”, comenta Mónica, dueña de un spa en Culiacán, quien ha visto reducida su vida social y la de su hija, que no ha salido de casa desde que estalló la violencia.
Respuesta oficial
La Fiscalía General de la República ha realizado operativos en varias zonas, logrando la detención de al menos 20 presuntos integrantes del Cártel de Sinaloa en Sonora, quienes llevaban chalecos con la leyenda La Plebada 74, uno de los brazos armados de Los Chapitos. Sin embargo, la violencia sigue extendiéndose, y los residentes temen que los enfrentamientos solo empeoren.
El panorama en los estados del norte de México es desolador, y la población sigue en vilo, sin saber cuándo ni cómo terminará esta guerra que ha sembrado terror en sus comunidades.







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